Gassman y Altman evocan juntos la humanidad e ironía de Marcello Mastroianni

La polémica entre las ex mujeres de Marcello Mastroianni -Anna Maria Tato, Flora Carabella y Catherine Deneuve- y su hija Chiara Mastroianni quedó desactivada en Cannes con la presentación del documental Me acuerdo, sí, me acuerdo, realizado por Tato. Con discreción y sentido común, Anna Maria Tato coloca la cámara delante del actor y deja que Mastroianni dé su última lección de humanidad. Tanto Vittorio Gassman como Robert Altman lo reconocieron ayer y reivindicaron el legado de humor e intelígencia del gran intérprete desaparecido.

, ENVIADO ESPECIALLa realización del documental -así como el testamento de Mastroianni, que legó a Tato sus derechos de imagen- despertó suspicacias entre las otras mujeres del actor. Temían que Tato diese una visión decrépita del intérprete fallecido el pasado diciembre, pero el resultado lo desmiente: Mastroianni aparece pleno de facultades, guapo y cuidadosamente fotografiado, derrochando energía. La directora contó que Mastroianni participó activamente en el documental.Robert Altman fue muy preciso en su opinión: "No sé por qué esta película no se lleva la Palma de Oro", dijo. Vittorio Gassman le pidió a la realizadora que hiciera lo mismo con él. "No es necesario que te cases conmigo", añadió

Anna Maria Tato dirigió la película en Portugal, mientras el actor rodaba el que sería el último paso de una filmografía de 140 títulos, Viaje al inicio del mundo, de Manoel de Oliveira. En el documental, Mastroianni se ríe cuando se compara físicamente con Oliveira, de 88 años, y comprueba que sale perdiendo a los 72. En muchos momentos de la proyección, el público -capitaneado por Gassman, Altman, Gina Lollobrigida y el vicepresidente italiano Walter Veltroni- rió y aplaudió las intervenciones de Mastroianni, su modo insuperable de narrar el comentario de su madre tras caerse a la salida del cine: "Si por lo menos hubiera ido a una película de Marcello, pero ¡era de Alberto Sordi!"

Pasión y técnica

En el próximo Festival de Venecia, Tato presentará cuatro horas de documental -la versión de Cannes dura menos de dos- En la filmación, Mastroianni habla de la arquitectura, de su pasión por Nueva York, de Fellini, de De Sica, de la desconocida que en un tren le besó a oscuras... Y de su técnica, basada en la paradoja de Diderot: "La sensibilidad limita a los actores, los hace mediocres. Cerebro y sangre fría hacen al gran actor". Mastroianni defiende un distanciamiento irónico hacia los personajes, en los que hay que adentrarse como en un juego, como cuando jugaba de niño a policías y ladrones.

Vittorio Gassman se mostró de acuerdo con este acercamiento al trabajo. "Comparto la misma filosofía", dijo. "La actuación es un oficio, una carrera que hay que hacer lo más seriamente posible, pero sin tomarse uno nunca demasiado en serio. Hay que poner la mayor ironía posible, y Marcello la tenía mucho más acentuada que yo, que soy un maniaco".

Robert Altman, que conoció a Mastroianni hace 27 años, contó que tuvo que esperar a Prêt à porter para rodar finalmente con él. Con él y con Sofía Loren. "Estaba dirigiendo, sí", dijo Altman, "pero principalmente estaba contemplándoles".