_
_
_
_

Relato de una pesadilla'

Diecisiete días de terror en manos de los interrogadores de Israel

VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS"Para George, un estudiante palestino de 20 años, la pesadilla empezó con su detención en un puesto de control entre Jerusalén y Belén. Fue llevado primero a la cárcel de Jerusalén conocida como el Complejo Ruso y, tres días más tarde, al centro de interrogatorios de la cárcel de Ashkelon. Durante los siguientes 17 días en diciembre de 1995, George sufrió lo que miles de palestinos han sufrido a manos de la policía secreta, lo que Israel llama oficialmente "presión física moderada" y los grupos de derechos humanos, tortura. Le dejaron sin dormir en posturas contorsionadas y dolorosas con una bolsa maloliente cubriendo la cabeza, le amenazaron, golpearon y zarandearon hasta que se desmayó.Israel, por supuesto, no es único entre sus vecinos en utilizar la coerción física para extraer información. La Autoridad Palestina de Yasir Arafat ha sido acusada de torturar a algunos prisioneros hasta la muerte, denuncias de tortura son frecuentes en algunos países árabes, entre ellos Siria e Irak, y casos de brutalidad policial se dan en todas las sociedades.Pero entre sus vecinos, y a diferencia de las democracias occidentales cuyos valores y leyes comparte, Israel es el único que ha intentado codificar y justificar legalmente el uso de la violencia en los interrogatorios, y el Tribunal Supremo israelí ha condonado regularmente la práctica.

George, un hombre alto, atractivo y de voz dulce que dice que estaba estudiando para ser contable, describe la pesadilla. Explica que fue detenido en diciembre de 1995, poco antes de que las fuerzas israelíes fueran a retirarse de Belen, su ciudad. Según activistas de los derechos humanos, olas de detenciones e interrogatorios precedieron cada retirada israelí, posiblemente para reunir la mayor información posible.

George cuenta cómo varias veces durante el interrogatorio, un israelí grande y musculoso que dijo llamarse "Comandante Itai" y que hablaba perfectamente árabe, le cogió y le zarandeó de manera violenta para que su cabeza se moviera de forma incontrolable, causándole un dolor terrible en el cuello y la espina dorsal. Después de dos minutos, Itai paraba un momento y enseguida volvía a su tarea. Tras cada sesión de zarandeo, y hubo siete, fue llevado a un médico, un judío etiope, para ver si podía resistir más. Recuerda haberse desmayado tres veces, y una vez tuvieron que llamar al médico, que le dio un analgésico.

Transcurridos cinco días de interrogatorios, George dice que Itai le colgó por las esposas de una barra en la pared, lo que le provocó un inmenso dolor. Cuenta que chillaba, mientras Itai se reía y soltaba tacos, gritando "¡vas a morir aquí!". Dice que Itai llevaba una alianza y que una vez le oyó hablar por teléfono con su mujer y decirle que llegaría puntual.

Las preguntas trataban sobre los supuestos contactos de George con el Frente Popular para la Liberación de Palestina, una guerrilla marxista que rechaza la paz con Israel y tiene su sede en Siria, sobre los planes de ese grupo, sobre la gente que conocía... George no fue acusado de ser miembro del Frente, algo ilegal en Israel. Entonces, como ahora, negó que tuviera algo que ver con el grupo.

Los fines de semana, cuando los interrogadores de Ashkelon descansaban, George era llevado al Complejo Ruso, donde otros le seguían interrogando.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_