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Torrente Ballester se define como "bastante liberal en todo"

El escritor publica una colección de artículos de los años sesenta

Miguel Ángel Villena

No puede ocultar que es gallego hasta la médula porque suele contestar a las preguntas con otras preguntas o con expresiones del estilo de "bueno, por ahí anda". Ahora bien, niega que fuera franquista y se declara "bastante liberal en el lenguaje y en todo". Bajo el título de Memoria de un inconformista, Gonzalo Torrente Ballester (El Ferrol, 1910) publica en Alianza una colección de artículos aparecidos en los años sesenta en el Faro de Vigo en la época anterior a su estancia en Estados Unidos. El escritor recibe hoy un homenaje en Madrid.

Con una agudeza envidiable Torrente no cesó ayer de apostillar o matizar las declaraciones de su editor, Víctor Freixanes, y del prologuista de su libro, César Antonio Molina, que insistieron en que el volumen publicado pretende ser un "pequeño, humilde y apasionado homenaje" a uno de los escritores más indiscutibles y premiados en la España de la segunda mitad de siglo. Entre el testimonio y la literatura Torrente mantenía en aquellas columnas posiciones críticas, desde una actitud aperturista, sobre la religión, la política y la sociedad en una España que comenzaba a sacudirse los años más negros del franquismo.Tras firmar en 1962 un manifiesto de protesta contra la dictadura, Torrente fue apartado de su plaza de profesor en la Escuela de Guerra Naval y despojado de sus colaboraciones en la prensa y la radio del régimen. "Nunca fui franquista, sólo, me obligaron a escribir un libro y lo hice porque tenía que mantener a mi familia", comenta el intelectual. Se define como liberal en todo, incluido el lenguaje, cuando se le inquiere sobre la salud del idioma español. "Yo, en realidad", señala sin perder su habitual retranca, "escribo en ferrolano. En castellano escriben los de Valladolid, pero de todos modos no me opongo al uso de palabras extranjeras siempre que no exista un equivalente en nuestra lengua".

No le gusta el lenguaje que se habla hoy en día, que, a veces, confiesa no entender, y recela de los diccionarios. Más utopista que inconformista, con debilidad por los artículos de periódico y por los cigarrillos que ya tiene prohibidos, el autor de Los gozos y las sombras o La sagalfuga de JB transmite una visión conservadora del mundo y de las cosas. Cuando comenta Torrente los cambios que ha experimentado Galicia en las últimas décadas, desde que colaborara en aquel Faro de Vigo que dirigió Álvaro Cunqueiro, explica: "La Galicia que yo conocí de niño o de joven era muy antigua, se vivía mal, pero se estaba tranquilo y en paz. Ahora se vive mejor, pero se está más intranquilo". Pero el escritor ya declina precisar en qué consiste esa intranquilidad.

Profundamente atlántico, el Premio Nacional de Literatura y Premio Cervantes, entre otros galardones, cuenta que percibió antes la existencia de Londres o de La Habana que la de Madrid. Tomando prestada una frase de, otro escritor gallego, Méndez Ferrín, subrayó: "Cuando se abre una ventana en Galicia delante está Nueva York y detrás un poblachón manchego llamado Madrid". En opinión de Torrente, la gente del Sur tiene más ingenio y gracia y la del Norte más humor. "¿Se refiere a un Norte-Sur de España o lo dice en general?" Los periodistas se quedan con la duda.

Con la misma ambigüedad se manifiesta cuando responde una cuestión sobre la pervivencia de la censura: "Antes el escritor", afirma, "se enfrentaba a una censura oficial. Ahora no es oficial pero, pasado un cierto punto, voy contra los intereses del que me paga". El periodista insiste sobre si había más censura antes o ahora. "Por ahí anda", zanja Torrente el asunto.

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