Un día con Cervantes
Escritores, intelectuales, políticos y la propia ministra de Educación aparecen el día 22 de abril en los telediarios leyendo fragmentos del Quijote. Conmovedora imagen que podría hacer suponer que estamos en un país que admira, valora y exalta a sus grandes figuras literarias.Pero, ¡oh, falacia! El gran tema cervantino por excelencia es la contradicción entre la realidad y la apariencia, entre la realidad y la ficción, y no sé porqué tuve que indignarme profundamente al comprender que detrás de esta bien intencionada jornada que las instituciones dedicaron a uno de los genios universales de la literatura se oculta en verdad algo que acaso ni estas mismas personalidades sepan: ellos son, en definitiva, los responsables últimos de que ya nadie lea el Quijote.
La literatura no es imagen, la literatura es lectura. Y con la polémica reforma de las Enseñanzas Medias, aprobada por unos y otros, ningún joven en este país llegará ya nunca a leer el Quijote. Y lo digo porque he ,tenido que sufrir este vacío en carne propia como profesora de instituto. Hace unos anos era una lectura obligatoria para los alumnos de bachillerato de letras. Ahora las materias humanísticas en el bachillerato se han reducido a la nada, aunque algunos traten de negarlo. Cervantes siempre defendió las letras, casi como razón de Estado. El buen cortesano renacentista debía ser tan ducho en las armas como en las letras.
¿Acaso ya sólo nos quedan las armas? ¿Las armas de la trivialidad y de la apariencia, asesinas del pensamiento y de la palabra? Decía el propio Cervantes: "Yo soy aficionado a leer, aunque sean los papeles rotos de las calles". Ahora ya ni siquiera disponemos de papeles rotos, porque los hemos perdído.- Profesora de Literatura Española en el IB Eugeni d'Ors.
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