Alemania acusa a Siemund de preparar bombas y de tenencia de explosivos
La Fiscalía de Wiesbaden anunció ayer que el presunto colaborador alemán de ETA Gary Siemund, de 33 años, permanece encarcelado bajo la acusación de preparar bombas y de tenencia de explosivos; además es sospechoso de otras transgresiones de la ley de control de armas de guerra. El presunto colaborador alemán de ETA pudo ser la persona que alquiló un cuarto piso franco del comando Madrid que la policía buscaba ayer en la capital de España gracias a la información sobre los activistas hallada en la vivienda de la calle de Polibea, abandonada precipitadamente el pasado sábado por los etarras tras estallarles un detonador.
Según fuentes policiales recogidas por Europa Press, en la vivienda del barrio de la Concepción pudieron residir hasta cinco activistas, tres mujeres y dos hombres, según se desprende del análisis de las huellas encontradas en el piso, del número de cepillos de dientes y de la ropa hallada en las habitaciones. Sin embargo, cuando los etarras abandonaron la vivienda tras la explosión, los vecinos sólo vieron salir a cuatro personas. El piso que la policía buscaba ayer en Madrid, el cuarto de los que han sido descubiertos en los últimos meses, pudo ser alquilado por Siemund con el pelo teñido de rubio.La fiscalía alemana señaló ayer que no abrirá un sumario contra Siemund por pertenencia a una organización terrorista, porque según la jurisprudencia este delito sólo se persigue cuando se comete en Alemania, donde no existe ninguna rama de ETA ni actúa la banda terrorista.
Los fiscales declararon ayer que la existencia de una coartada por parte del acusado para el día de la explosión, ya que algunas fuentes señalan que hay pruebas de que ya se encontraba en Alemania, no elimina su presunta culpabilidad en los delitos que se le imputan, por los cuales la ley alemana establece una pena de hasta 10 años de prisión.
El abogado de Siemund asegura "de forma lapidaria, que su mandante no tiene nada que ver con los hechos", dijeron los fiscales, y añadieron que el encarcelado se acoge a su derecho de no declarar. Su abogado ha solicitado ya su puesta en libertad, que será estudiada por el juez "en un plazo breve, pero sin apresurarse".
Descoordinación
La conferencia de prensa puso de manifiesto de forma palpable la descordinación de las autoridades españolas y alemanas, judiciales y policiales, relacionadas con el caso. La Fiscalía de Wiesbaden se muestra desbordada e ignorante de las dimensiones que el caso representa para España. Uno de los fiscales preguntaba por los pasillos a periodistas españoles qué era ETA. Otro se asombró de que periodistas españoles hubiesen seguido en Wiesbaden las pistas de Siemund en su entorno familiar y laboral y exclamaba: "¡Ah, ¿pero ustedes han investigado eso?". Reconocía el fiscal que ellos no habían interrogado a esas personas. Acostumbrados al estilo funcionarial y burocrático de la prensa alemana, la fiscalía se limitó primero a emitir una prohibición de facilitar información y luego a convocar la rueda de prensa de ayer.
El fiscal jefe de Wiesbaden admitió que el caso les viene grande y expresó su opinión personal de que sería más conveniente que lo asumiese la Fiscalía Federal de Karlsruhe, que tiene una dotación más especializada y experiencia en terrorismo. Esta posibilidad, de que Karlsruhe asuma el caso, todavía no se descarta del todo.
La sensación que produce la exposición de los fiscales es que en Alemania todos han tratado de quitarse el muerto de encima. Cuando el abogado de Siemund recibió a su cliente, con la intención de entregarse, llamó a la policía federal criminal (BKA), que los remitió a la comisaria local de Wiesbaden encargada de delitos contra la seguridad del Estado. El caso pasó después a la policía regional del Estado federado de Hesse (LKA), que lo tiene ahora en sus manos.
Entre las informaciones facilitadas ayer en Wiebaden destaca el hecho de que en el domicilio de Siemund la policía encontró un carné de identidad alemán falsificado. La fiscalía afirma que Siemund mantuvo en el pasado una relación con la hermana de un conocido militante de ETA. No obstante, en Wiesbaden sólo se le considera a él y a su compañera Renate Heike Schubbert como miembros de la subcultura izquierdista local, sin el menor antecedente de actuación delictiva o de tipo terrorista.
Fiscales y policía aseguran con absoluta rotundidad que se trata de dos personajes aislados que se sumaron a las actividades de ETA, sin la menor conexión con la extinta Fracción del Ejército Rojo (RAF).
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