_
_
_
_

Condenado a diez años de cárcel el principal acusado del crimen de Arganda

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

El cabecilla de la banda de los pastilleros, Miguel Angel Castellanos, de 18 años de edad, deberá pasar los próximos diez de su vida en la cárcel, según la sentencia dictada ayer por la Audiencia de Madrid sobre el llamado crimen de Arganda. El tribunal le considera causante directo de la muerte (delito de homicidio, con abuso de superioridad) de David Martín, el muchacho de 20 años que acudió la noche del 14 de octubre de 1995 a dicha localidad para celebrar un cumpleaños con unos amigos y, tras un simple roce con sus agresores, fue pateado hasta la muerte.Asegura el tribunal que Castellanos, entonces menor de edad, saltó con sus botas sobre la cabeza de la víctima, y que fue ese brutal pisotón la causa de su muerte: le produjo un traumatismo cráneo-encefálico que derivó en una grave hemorragia interna. Los otros cuatro procesados han sido condenados por delitos de lesiones a penas que varían entre tres arrestos de fin de semana y siete años de cárcel.

Más información
Las condenas de los cinco procesados

La madre de la víctima, al ser informada del resultado de la sentencia, abandonó corriendo y entre sollozos la Audiencia Provincial. "Derrumbada y desolada" por la benignidad de las penas se mostró ayer la madre de David, según declaró un portavoz de la familia. La sentencia tampoco ha gustado al abogado de la acusación particular, Jaime Sanz de Bremón, que ayer mismo anunció su intención de recurrirla ante el Tribunal Supremo. De Bremón, que actúa en nombre del Ayuntamiento de Pinto y la familia de David, se quejó de que el tribunal no haya castigado como coautores del homicidio a cuatro de los cinco procesados. El abogado de Castellanos, Marcos García, también apelará el fallo.

El tribunal, la Sección 15 de la Audiencia, da un varapalo en su sentencia de 46 folios a la "poca diligencia" con que actuó la Guardia Civil y la Policía Local de Arganda tras el crimen.

Asimismo, el tribunal entiende que en la vista no ha quedado acreditado, como sostuvo la acusación particular, que los condenados sean afines a grupos neonazis. La Asociación Jóvenes contra la Intolerancia criticó, por su lado, que la sentencia no haya respondido al criterio de "ejemplaridad" que la sociedad demandaba en este caso. La Audiencia entiende que el único de los cinco acusados que cometió un delito de homicidio es Castellanos. Rechaza, pues, la tesis del abogado de la familia, que sostiene que cuatro de los cinco acusados eran coautores del homicidio. El tribunal justifica su criterio en que no hay un "plan ni un acuerdo" entre ellos, y que tampoco utilizaron "armas homicidas [navaja, arma de fuego]" en la agresión, ni está probado que, cuando David se hallaba en el suelo, "le dieran patadas en órganos vitales".

La Audiencia asegura que Castellanos saltó con sus botas sobre la cabeza de la víctima

La segunda condena más fuerte (siete años) ha recaído sobre Juan Manuel González Gutiérrez, de 22 años. Fue la persona que se quitó el cinturón con hebilla de hierro y golpeó con ella a David en la cabeza. También rechaza el tribunal la petición de asesinato que sostuvo el fiscal en el juicio para Castellanos. El fiscal subrayó que Castellanos saltó sobre la cabeza de David cuando éste se encontraba en el suelo, aturdido por los golpes ya recibidos, entre ellos el hebillazo, y tratando de incorporarse. No hay alevosía, entiende el tribunal. Y lo explica: "Castellanos no propinó la patada a la víctima seleccionando o buscando el momento adecuado para asegurar la acción y evitar una posible defensa del agredido". Según la Audiencia, no fue una pelea de un grupo de amigos contra otro. Fue una agresión prepotente y desigual del grupo de jóvenes de Arganda.El tribunal declara probados los siguientes hechos: en la tarde del sábado 14 de octubre de 1995, David y varios de sus amigos de Pinto -Antonio José Martínez, de 22 años; Carlos Ramajo, de 21; Juan Ángel Washer, de 21; Alfonso Jesús Córdoba, de 19, y Fidias Alfonso Tornel, de 17- se dirigieron a Arganda del Rey. Era el cumpleaños de Washer, y decidieron divertirse en locales de esta ciudad para celebrarlo.

Zancadilla

Al llegar a Arganda se dirigieron a un callejón peatonal, que se inicia en la calle de Pablo Iglesias, donde hay varios bares y establecimientos. Al final del callejón se encuentra la discoteca Mat, a la que se accede bajando unas escaleras. Como era pronto para acceder al local, entraron primero en el bar La Obra, situado en ese mismo callejón. Allí consumieron dos minis (un litro de una bebida alcohólica), salvo Fidias, que estaba medicándose. "Ya en el interior de la discoteca", agrega el tribunal, "Filias y David [la víctima] decidieron ir a otro extremo del local para ver en la televisión un partido de fútbol".

Al pasar por el lugar en el que se encontraba un grupo de jóvenes de Arganda, Fidias tropezó con la pierna del procesado Juan Luis Álvarez, de 17 años. David creyó que Juan Luis le había puesto el pie intencionadamente a su amigo y se lo recriminó. El también procesado Juan Manuel González Gutiérrez, de 21 años, que estaba con el grupo de Arganda, se acercó a David y le dio con la mano en la cara. David y Filias regresaron con sus amigos sin darle importancia al incidente. El grupo de Arganda lo integraban 12 jóvenes: ocho hombres y cuatro mujeres.

Sobre las 22.30, el grupo de amigos de Pinto decidió marcharse del local. David Martín, Fidias y Alfonso fueron los primeros en salir. Cuando esperaban al resto de sus amigos, se toparon con los agresores. Estos, al verles, decidieron ir a pegarles, por indicación de Eugenio González, uno de los procesados. "En ese momento había bastante gente en esa zona", explica el tribunal: Y agrega: "Se inició entonces una brevísima discusión seguida de la agresión. El procesado Juan Luis Sanz comenzó a golpear a David Martín, de frente y con los puños, mientras el también procesado Eugenio González le propinó un puñetazo. Y a continuación dio una patada a Filias en el costado".

En ese momento entró en escena la brutalidad del principal acusado, Castellanos, y de Juan Manuel González. Este se quitó el cinturón ancho con hebilla grande que llevaba, se lo enrolló en la mano derecha y golpeó, por detrás, a David Martín en la cabeza. "David, quebrado por los golpes recibidos, con sangre en la cara y en la oreja, cayó al suelo, hacia atrás, aturdido, a la altura del bar La Bodega, en el callejón. Cuando estaba en el suelo, apoyado en el brazo derecho, y se iba a incorporar, llegó la mortal agresión, la de Castellanos".

"Este", destaca el tribunal, "ya había dejado de pegar a Alfonso. Dio un salto y le propinó una fuerte patada a David en la cabeza. Cayó de nuevo al suelo y comenzó a sangrar en abundancia. Quedó inconsciente". Castellanos huyó corriendo, junto con Juan Luis y Juan Manuel (el de la correa con la hebilla), así como sus novias.

En ese momento salió de la discoteca Antonio José, uno de los amigos de David, que le vio tendido en el suelo. Corrió a por el coche para llevarle a un centro sanitario, y se topó con los agresores Juan Luis y Juan Manuel. Al verle, uno de ellos dijo: "A por él". Antonio José corrió, pero fue alcanzado y agredido de forma brutal. Consiguió desasirse y, perseguido por los agresores, se metió debajo de un camión, aterrorizado. Cuando salió de allí, David viajaba ya en una ambulancia con heridas irreversibles.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_