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VIOLENCIA EN EL PAIS VASCO

"No podemos seguir esperando a que nos maten uno por uno"

Aurora Intxausti

Los sentimientos de rabia e impotencia se desataron ayer entre los funcionarios de la prisión guipuzcoana de Martutene después de conocer el nuevo atentado de ETA -la banda terrorista ya asesinó semanas atrás al psicólogo de la cárcel, Francisco Javier Gómez Elósegui- contra uno de sus compañeros. "No podemos seguir esperando a que nos maten uno por uno afirmaron.Juan José Baeza González había abandonado el centro penitenciario unos veinte minutos antes de ser tiroteado. Al conocer lo ocurrido, el desánimo cundió entre los restantes funcionarios. "No hacía falta hablar. Las miradas que nos cruzábamos unos con otros eran suficientes", confesaba uno de ellos.

Todos los consultados por este periódico se negaron a revelar sus identidades por un elemental sentido de la prevención y porque, dicen, "lo que está claro es que, si esto no lo resuelven los políticos, aquí cada uno se irá buscando soluciones individuales. No vamos a esperar a que nos maten uno a uno".

En este sentido, añadían que nadie quiere marcharse, pero que tampoco están dispuestos a que los asesinen poco a poco. "Muchos somos conscientes de que la vida la tenemos aquí y que no queremos marcharnos. Pero, cuanto más asentada tienes tu forma de vivir, parece que eres un objetivo más fácil", advertía uno.

De mal en peor

A los trabajadores del turno de tarde se les hizo muy dura la jornada de ayer. "Todavía estamos despertando de la conmoción que hemos sufrido", aseguraba uno que precisamente había cruzado unas pocas palabras con Baeza cuando éste abandonaba la cárcel una vez cumplida su jornada laboral.

"Aún no nos habíamos repuesto de la muerte del psicólogo, de Francisco, cuando ahora nos vuelven a hundir. La situación estaba muy mal y, después de esto, la verdad es que no sé lo que va ocurrir", añadía otro empleado.

La mayoría de los funcionarios que desempeñan su trabajo en la prisión de Martutene viven en Guipúzcoa. Pocos son, pues, los que tienen fijada su residencia fuera del País Vasco.

"Todos los atentados que han realizado contra nuestros compañeros vienen a demostrar que saben perfectamente la vida que llevamos. Cuanto más regular y estable es, parece que es peor porque te tienen más controlado", aseguraba uno. Mientras tanto, otro aducía: "No nos podemos quedar de brazos cruzados esperando que nos maten o secuestren nuestras vidas".

Además de la sangre de sus compañeros, todos tienen en su mente la situación que está padeciendo José Antonio Ortega Lara, su colega de la cárcel de Logroño en poder de ETA desde hace 15 meses.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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