Las empresas españolas reaccionan ante la postura de fuerza oficial en la ESA
Las empresas españolas del sector espacial están tomando posiciones ante la crisis surgida por la postura tajante de la delegación española en la Agencia Europea del Espacio (ESA), en la última reunión ministerial de ese organismo, al votar en contra de la resolución de nueva estrategia de política industrial, aprobada con la única oposición de España.España no tiene intención de salirse de la ESA, ha recalcado Pedro Ferreras, delegado en dicha reunión celebrada el pasado 4 de marzo. Proespacio, asociación de industrias españolas del sector espacial, afirma en un comunicado que "es absolutamente necesario no sólo mantener nuestra presencia en la agencia, sino aumentarla para adecuarla al peso de nuestro Producto Interior Bruto".
La nueva estrategia, bajo la intención declarada de facilitar la competitividad en el sector, favorece a las empresas más poderosas en detrimento de las pequéñas, como son las españolas, según ha explicado Ferreras. Además, ha anunciado que el asunto se ha puesto en manos del servicio jurídico del Ministerio de Industria, ya que la resolución es contraria a la convención fundacional de la ESA puesto que no contempla la garantía de los retornos en forma de contratos para las empresas en función de la participación económica de cada país en los programas.
Al concluir la tormentosa reunión, la ESA aseguró que se buscarían vías para solucionar el conflicto y no lesionar a las empresas españolas.
"La resolución beneficia a los países grandes y, sobre todo, a las empresas que actúan de contratistas principales de los programas, que tienen así más campo de maniobra", afirma Antonio Fuentes, director de la División Espacio de la empresa CASA. "Además, está por ver el que se aplique la teoría con que se ha vendido esta nueva fórmula de política industrial para reforzar la competitividad de las empresas europeas del sector espacial". En opinión del director de esta empresa pública, la principal del sector espacial en España, la nueva estrategia industrial de la ESA supone que "van a competir menos los que hasta ahora menos han competido: los contratistas principales".
En el mismo sentido se ha manifestado la empresa privada GMV. "Las nuevas reglas suponen un trasvase de capacidad de decisión sobre la estructura industrial de los programas de la agencia hacia las empresas de mayor volumen de facturación existentes en Europa, lo que resulta lesivo para países de nivel de desarrollo medio como es el caso español", dice Juan José Martínez García, su presidente.
La falta de definición en el desarrollo del documento aprobado es lo que Ferreras considera peligroso al suponer "un cheque en blanco para los contratistas principales". Proespacio dice que, los intereses de las empresas españolas estarían "mejor salvaguardados si se incluyen en los procedimientos y reglas que desarrollarán las decisiones contenidas en la resolución una serie de medidas encaminadas a garantizar un equilibrio razonable entre el logro de los objetivos principales que se establecen en la misma y los de política industrial y de inversión de cada país miembro".
La asociación propone que uno de los criterios de evaluación de las ofertas de los contratistas pricipales sea el de la garantía de los retornos por países. La participación de las pequeñas y medianas empresas debe ser favorecida.
La nueva política, considera Fuentes, supone un aumento de la intervención directa de las empresas en detrimento de las delegaciones que, en los programas opcionales de la ESA, tienen que poner el dinero primero. En la votación de la nueva política industrial de la ESA, España se quedó sola en su voto en contra, frente a los otros 13 países miembros más Canadá. "Era la postura inicial de todos los países pequeños que resultan perjudicados con esta estrategia en favor, una vez más, de los grandes; pero en el último momento no siguieron la postura consensuada de oposición a esa política y dejaron a España sola", comenta Fuentes.
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