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La gestión de cursos en el extranjero está mal regulada, según los expertos

La variedad de la oferta de cursos de verano para estudiar idiomas en el extranjero, con la que ya en estas fechas empiezan a bombardear empresas de todo tipo, desorienta en muchas ocasiones a padres y estudiantes. La elección del curso más adecuado debe ir en función de las necesidades educativas de cada alumno, pero a menudo las ofertas no dejan claro el tipo de enseñanza que recibirá el estudiante en el lugar de destino y descuidan otros aspectos. Los especialistas en consumo de la revista Ciudadano -editada por varias organizaciones de consumidores- alerta sobre la falta de regulación legal en este sector, que movió el pasado año unos 100.000 millones de pesetas, según datos de la Asociación Española de Promotores de Cursos en el Extranjero.

Clodoaldo Casaseca, presidente de la asociación, explica que algunas de las organizaciones que programan estos cursos "no están dadas de alta como empresas, y se les debería exigir un aval o fianza para que respondan en caso de que haya algún problema, como se hace en Francia o Italia".

Miles de estudiantes españoles inician cada verano un viaje al extranjero para perfeccionar, sobre todo, el inglés y el francés. Los destinos más comunes son Gran Bretaña, Irlanda y Estados Unidos, y el precio medio de estos cursos de verano oscila entre las 200.000 y las 250.000 pesetas para una estancia de cuatro semanas. La única regulación que existe hace referencia al permiso con el que cuentan algunas empresas para organizar viajes de estudio al extranjero, aunque no les acredita como agencias de viajes, por lo que deben contratar los servicios de las agencias especializadas.

Respecto a las clases, los estudiantes deben asegurarse de que, la empresas que organizan los cursos especifiquen bien dónde se impartirán, los distintos niveles a los que pueden optar, y los precios y horarios.

Cuatro clases diarias

Otros aspectos esenciales, según los especialistas, son tener en cuenta "el número de horas lectivas que se van a recibir y el número de alumnos por clase, que no debe superar los l2". También aconsejan leer toda la documentación con detenimiento: "En el contrato debe quedar claro el número de horas lectivas totales: no es lo mismo cuatro horas de clase diarias que cuatro clases diarias de 45 minutos".Antes de elegir, se deben comparar bien las ofertas de unas y otras organizaciones, asegurarse de que están oficialmente reconocidas para gestionar este tipo de cursos. Conviene pedirles que aclaren bien las condiciones de alojamiento y solicitar la información más completa posible sobre el método de aprendizaje del idioma y el tipo de profesores que impartirán las clases.

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