Rosana triunfa en unos Premios de la Música que no mostraron la riqueza del panorama español
Los galardones saldan cuentas con la historia y olvidan grandes sectores
La primera edición de los Premios de la Música, correspondientes a 1996 ofrecieron anoche desde el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid un espectáculo ameno e informal, aunque dejaron un sabor insuficiente y poco ajustado a la compleja y rica realidad de la música española. Rosana fue la gran triunfadora, con tres estatuillas y Joan Manuel Serrat tuvo un premio de honor. Los demás parecían haberse saltado el rigor de la edición en 1996 y se dirigieron a las figuras consagradas. Cuentas pendientes que hicieron justicia, pero restaron credibilidad al acto.
Los primeros grammys españoles quisieron marcar la distancia con sus homólogos norteamericanos desde un principio. Lejos del superficial glamour de las ceremonias de premios estadounidenses, la española preparó un escenario de estética industrial y sucia, acorde con la puntual y ajustada intervención del grupo teatral La Fura del Baus. El humor del presentador, el Gran Wyoming, con un excelente guión que supo mantener el ánimo a lo largo de toda la velada, y su contrapartida, Loles León con su habitual insolencia y simpático descaro, dieron a la ceremonia una continuidad y naturalidad mucho más lucida que otros premios similares.Rosana se llevó tres de los seis premios a los que había sido candidata. Fueron los que la consagraron como artista revelación, autor revelación y mejor álbum de pop-rock. En esta última categoría los presentadores, mientras los del grupo La Unión, no dejaron de señalar algo obvio: "Este es un saco en el que cabe de todo". Tanto es así que con las candidaturas se excluía de un plumazo en esta primera edición de los Premios de la Música a todo un género, el del rock and roll español, que ha dado no solo grandes nombres, discos y canciones, sino que ha sido determinante para las últimas generaciones. La única referencia al rock en estos premios fue el otorgado a Mikel Clemente, autor del vídeo de Extremoduro , Plantado en mi cabeza. "Ha sido una forma de rascar algo para el rock, aunque sea de pasada", dijo.
Pero ese parecía ser el talante de estos galardones. Una primera edición bienintencionada, en la que los socios de la Sociedad General de Autores y la asociación Artistas Intérpretes o Ejecutantes -organizadores y jueces anónimos del acto-, parecían tener el ánimo de saldar cuentas con el pasado y dejar en la cuneta algunas de las más evidentes muestras de la realidad actual. Como ejemplo, el premio al mejor evento internacional recayó en los actos del 50 aniversario de Falla, encomiables en otro sentido-el de lo imperecedero-, pero ciertamente opacos al lado del indudable triunfo mundial de Macarena en 1996.
Se premió también a Paco de Lucía, como mejor artista flamenco. Sin duda lo es, pero en 1996 no lanzó ningún disco que lo encumbrara aun más en un género que en 1996 ha tenido lanzamientos fuertes y originales. Los Monjes de Silos están en el mismo caso. Sin quitarles méritos, sus triunfos pertenecen a 1993 y 1994 y no al año pasado. Tete Montoliú recibió el premio de jazz y nuevas músicas. "Por supuesto que esperaba este premio", reconoció. "Sería ridículo ir a una nominación sin esperarlo".
Hubo también premios inesperados. Carlos Cano triunfó en el apartado de música tradicional folk (pocos lo situarían allí); Luz fue considerada mejor artista pop-rock (sin disco en el 96) y Ketama ganó con No estamos locos el premio a la mejor canción pop-rock. En otras categorías los premios fueron menos discutidos. Juan Carlos Calderón (productor en 1996 del nostálgico disco de dúos de Cecilia con artistas actuales), ganó el premio al mejor productor artístico. Antón García Abril fue elegido mejor autor de música clásica. Paco Ortega fue mejor autor flamenco y dedicó a la Niña Pastor¡, intérprete de sus recientes triunfos, el premio. Joaquín Sabina fue considerado el mejor autor pop-rock. El único premio a un artista extranjero fue en la categoría premio latino y recayó en Gloria Estefan.
Babelia
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