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Netanyahu niega a Clinton el gesto de frenar la construcción del barrio judio en Jerusalén este

Bill Clinton no pudo arrancarle ayer a Benjamín Netanyahu el gesto de declarar públicamente que piensa paralizar la construcción de nuevas viviendas para judíos en Jerusalén oriental. Netanyahu abandonó la reunión como la había comenzado, con una posición muy dura: declarando que ni el suyo ni "ningún Gobierno israelí" puede renunciar a la construcción de esas viviendas, porque es "un derecho que tenemos y también una obligación". La reunión fue tan dura como parca en resultados esperanzadores para el proceso de paz en Oriente Próximo.

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Al término de la entrevista, Clinton y Netanyahu no comparecieron conjuntamente ante los informadores, y el único comentario oficial de la Casa Blanca lo hizo su portavoz, Mike McCurry, al asegurar que el presidente estadounidense le había dado al primer ministro israelí "algunas cosas serias sobre las que pensar".No obstante, Clinton participó en una acto para presentar a su nueva jefa para la lucha contra el sida y allí fue preguntado por el resultado de su conversación con Netanyahu. Clinton se limitó a señalar que piensa comunicar a los palestinos el contenido de la "muy concreta, franca, honesta y larga" conversación que sostuvo con Netanyahu, y se negó a dar más detalles. "cuanto más hable", dijo, "más puedo minar las posibilidades de éxito". Las fórmulas empleadas por Clinton fueron interpretadas como una confirmación del fracaso de la entrevista en relación a la gravedad de la situación en Oriente Próximo y las expectativas que había despertado.

Deseo frustrado

Lo que los palestinos, apoya dos por el mundo árabe y la mayoría de la comunidad inter nacional, le pedían ayer a Clinton era que convenciera a Netanyahu de la necesidad de paralizar de inmediato la construcción de viviendas para judíos en una zona tradicional mente árabe de Jerusalén oriental y la ampliación de las colonias judías existentes en Cisjordania. Hanan Ashraui enviada por Arafat a Washington, reiteró que los suyos no están dispuestos a reanudar las conversaciones con Israel hasta que no detenga su frenesí constructor.Unas tres horas después de abandonar la Casa Blanca, Netanyahu dio una conferencia de prensa en solitario, en la que denunció una y otra vez que son los palestinos los que violan el proceso de paz acordado en Oslo. En relación a la construcción de viviendas en Jerusalén oriental, dijo: "Es sabido que EE UU tiene su posición sobre este asunto y nosotros tenemos la nuestra". Luego lo dejó aún más claro: "A ningún Gobierno israelí se le puede prohibir construir viviendas en Jerusalén. Es nuestro derecho y también nuestra obligación".

Netanyahu declaró que había hablado con Clinton sobre la "lucha contra el terrorismo" y añadió que habían intercambiado "algunas ideas", pero "nada formal, nada definitivo".

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Ante las esperanzas que había suscitado el encuentro, la Casa Blanca había preferido curarse en salud. A primera hora de la mañana, McCurry, declaró: "No espero grandes anuncios hoy". Dennis Ross, el enviado especial de Washington en Oriente Próximo, dijo algo semejante: "Ni EE UU ni nadie va a imponer un acuerdo. Nosotros tenemos un papel que desempeñar, pero no podemos esgrimir una varita mágica y encarrilar las cosas".

Antes de la reunión, Clinton rechazó como "prematura" la posibilidad de una reunión tripartita -israelíes, palestinos y estadounidenses- al estilo Camp David. La fórmula Camp David, apoyada por Netanyahu, les había merecido a Arafat y Hosni Mubarak la misma opinión que al presidente estadounidense.

La Casa Blanca confirmó que Clinton sigue teniendo en la recámara la posibilidad de enviar a Madeleine Albright a la que sería su primera gira por Oriente Próximo como secretaria de Estado. Pero precisó que Albright no emprenderá el viaje si no tiene asegurado de antemano que producirá "resultados concretos".

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