Pujol intenta cerrar el debate que abrió al sugerir que habrá elecciones anticipadas
La dirección de Convergència Democrática trata de cerrar el debate provocado por Jordi Pujol al anunciar días atrás que no descartaba adelantar las elecciones catalanas a 1998. Pere Esteve, secretario general de CDC, dijo ayer que el análisis de Pujol no está basado en una táctica ni tiene nada que ver con con las últimas "incidencias" en las relaciones de CiU con el Gobierno de José María Aznar. Fuentes nacionalistas, sin embargo, señalan privadamente que del análisis de la situación que hace Pujol se deriva que las elecciones catalanas se celebrarán inevitablemente en 1998, aunque, lógica mente, a un año vista no hay nada decidido.
Pujol informó ayer al comité ejecutivo de su partido, aunque muy someramente, del sentido de sus palabras el pasado jueves en un programa de televisión. De acuerdo con su explicación, el periodista le preguntó y él prefirió no esconder que existía esa posibilidad. Según Pujol, existen condicionamientos de política española (incumplimiento flagrante del pacto con el PP), europea (entrada o no en la Unión Monetaria) y catalana (repercusiones en el Parlament de una hipotética ruptura con el Gobierno del PP) que aconsejarían un cambio en el calendario.Empero, la razón que puede ser decisiva para ese adelanto sería evitar que las elecciones autonómicas se celebren encajonadas entre las municipales y las generales, como ocurrirá si se agotan las dos legislaturas, entre el verano de 1999 y la primavera del 2000. Para evitarlo, o las adelanta Aznar o las adelanta Pujol. El líder nacionalista trata así de que las elecciones autonómicas se celebren en "clave catalana", es decir, alejadas de la lucha entre el PSOE y el PP por la mayoría en las Cortes. Pujol, según estas fuentes, está cada vez más convencido de que Aznar dice la verdad cuando asegura que no tiene ninguna intención de adelantar los comicios generales, sea cual sea el resultado de la Unión Monetaria.
La negociación de un calendario electoral ya presidió los últimos meses de colaboración entre CiU y el Gobierno de Felipe González. Hasta que éste no se comprometió a convocar elecciones para marzo de 1996, Pujol no se decidió por celebrar las elecciones autonómicas en noviembre de 1995.
En el análisis de Pujol figura también el convencimiento de que el pacto con el PP tiene un techo, es decir, que su cumplimiento se alcanzará en 1998 y el PP no se muestra abierto a ir más allá del texto escrito, señalan fuentes cercanas al presidente catalán. Esta circunstancia, sin embargo, no fue expuesta por Pujol durante la reunión de ayer del comité ejecutivo de su partido. Pero Esteve se limitó a señalar que si bien el cumplimiento del pacto de investidura y gobernabilidad es satisfactorio y que la estabilidad política está garantizada, las relaciones con el Gobierno son "rnejorables" y que con más diálogo podrían evitarse las "incidencias" que saltan de tanto en tanto.
Si Pujol se decidiera finalmente por adelantar las elecciones catalanas a 1998 garantizaría previamente el apoyo de CiU a los Presupuestos Generales, que son imprescindibles para cumplir los criterios de convergencia, señalan medios nacionalistas.
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