Un soldado negro se mata por presión racista

La comunidad etíope de Israel llevará hoy al Parlamento nuevas denuncias de racismo dramáticamente ilustradas con el tercer suicidio de soldados etíopes desesperados por el acoso de camaradas judíos, que los llamaban "negros" y que se encargaron de convertir su mili en un tormento. Su único representante en la Knesset, el parlamentario laborista Adiso Masala, halló ayer apoyo de la izquierda para presentar su propuesta de ley. "Somos israelíes y somos judíos aunque a mucha gente no le guste el color de nuestra piel", dijo Masala, el campeón de la causa de los 62.000 etíopes que llegaron en las dos últimas décadas a Israel en audaces operaciones de rescate de la tribu perdida. "Pero no sé si vamos a ganar", agregó, en una conversación con El PAÍS. "En ciertos círculos de Israel sigue habiendo racismo y discriminación".

La semana pasada, el soldado etíope Alene Tameme, de 24 años, se quitó la vida con su fusil tras tolerar durante meses el epíteto de "kufi,", o "negro", y los continuos abusos de sus camaradas en un cuartel del sur del país. Sus familiares dijeron ayer que el joven era humillado a diario. "Le decían que se volviera a África, que no tocara nada en el comedor porque lo infectaría", dijo una de sus hermanas. Tameme es el tercer soldado etíope que se suicida en los últimos cuatro meses.

El portavoz del Ejército rechazó las denuncias con estas palabras: "No creo que exista ningún otro lugar fuera del Ejército donde los inmigrantes etíopes sean tan aceptados". En enero de 1996, los etíopes salieron a las calles tras descubrir que el Gobierno, invocando "riesgos de contagio de sida", había destruido secretamente los depósitos de sangre que los etíopes habían donado.