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Toros en la raya de Portugal

Una ingeniosa idea para celebrar corridas a la española en la frontera lusitana

Carlos Telles es profesor de Historia. Antonio Morgado es industrial hostelero. Miembros del club taurino Las Rayas, de Vilar Formoso (Portugal), tienen una idea en su horizonte aficionado: que la corrida de toros a la española se imponga en Portugal, donde matar a las reses está prohibido. Hasta Salamanca vinieron para explicar a EL PAÍS la idea, incubada hace dos años, y que ahora trata de hacerse realidad: una corrida fronteriza, en la raya de Portugal.La corrida sería hora española, hora portuguesa. Ingeniosa ocurrencia. Extraña que nadie la haya pensado antes, contando con que la frontera está ahí desde hace siglos y que la prohibición portuguesa de matar toros no es de ayer. De donde se deduce que todo es igual hasta que alguien con vista, imaginación y chispa le busca los tres pies al gato y da con la solución.

El mérito le corresponde al club taurino Las Rayas, donde se dan cita buenos aficionados y fervientes seguidores del torero portugués Rui Bento Vasques. La idea ya está en marcha. Media plaza portuguesa y media española (aproximadamente lo que llamaban "plaza partida"), con el diámetro del redondel justo en la raya fronteriza y diferenciará claramente los territorios y sus competencias. Aquí se pica y se mata y allá ni hablar. Zona de fumadores y zona de no fumadores. La estocada deberá propinarse bajo pabellón español y los picadores podrán hacer de las suyas (mejor si se contienen) en arenas jurisdiccionales hispanas. Ni un estoque en zona prohibida, pero de la raya para acá ancha es Castilla.

Entre los toreros portugueses no hay buenos estoqueadores por la tradición portuguesa de no matar toros en plaza, pero de eso nada porque en España se llevan matando toda la vida y hay que ver las cosas que pasan.

De lo que no cabe duda es de que entre los aficionados portugueses hay un claro movimiento en favor de la corrida entera y verdadera, que tiene trazas de no ceder. Y que, de ser así, acabará por salirse con la suya poniéndole el cascabel al gato. Y aquí habrá que echarse a temblar ya que, con Francia por arriba vetando ganaderías afeitadoras (mientras en España se templan gaitas) y Portugal al costado con la miel de la conquista en los labios y el prurito de autenticidad, el panorama podría ser asaz comprometido para los llamados padres de la criatura.

La idea de instalar esta plaza en estrecha colaboración (toros portugueses y españoles; dos rejoneadores portugueses y uno español con los consabidos forcados, y dos toreros españoles y uno portugués) está cociéndose en estos momentos.

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