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CÓRDOBA

Anovillados y clónicos

Las figuras quieren toros de diseño, justos de fuerza, pitones y presencia, que les permitan ejercitar sin riesgo. Ayer se toreó en Córdoba un lote de Juan Pedro Domecq, la ganadería de los toros artistas, en el que unos ejemplares anovillados, tan iguales que parecían clónicos, permitieron a los diestros aburrir al poco público que acudió a la función.Los tres primeros eran un calco de estampa, debilidad y mansedumbre. El cuarto, una ruina total, estuvo en el suelo una docena de veces. El quinto se empleó un poco más, y el sobrero sacó más empuje.

La pobreza del material no arredró a los diestros, que ofrecieron su habitual repertorio. Ponce actuó en su primero de enfermero, para que llegara hasta el final de la corta faena. Con el moribundo cuarto se aflamencó y le plantó cara como si estuviera delante del propio jaquetón.

Domecq / Ponce, Finito, Rivera

Toros de Juan Pedro Domecq, anovillados, sin fuerza, nobles; 6º devuelto al lesionarse. Sobrero, violento.Enrique Ponce: ovación y salida al tercio; oreja. Finito de Córdoba: ovación y salida al tercio; dos orejas; salió a hombros. Rivera Ordóñez: petición minoritaria y vuelta; ovación y saludos. Plaza de los Califas, 23 de marzo. Algo más de un cuarto de entrada.

Finito de Córdoba sacó al quinto algunos muletazos de buen trazo y como mató de una estocada, sus paisanos consiguieron que le dieran las dos orejas.

Rivera Ordóñez dio al tercero, que llegó prácticamente cadáver de la vara, una faena que se hizo eterna. El sobrero sacó violencia y Rivera abrevió, lo que fue de agradecer.

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