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Reportaje:

España registra una de las tasas más altas de la UE de resistencia a los antibióticos

El uso de quinolonas para infecciones urinarias aumentó un 150% en ocho años

En los ocho años que van de 1985 a 1993, el consumo extrahospitalario de quinolonas -antibióticos indicados para las infecciones génitourinarias y otras-, aumentó en España de 11 a 28 toneladas, es decir a un ritmo de más de dos toneladas por año. Así lo afirma un estudio realizado por cinco epidemiólogos, cuatro de ellos del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto Carlos III y un quinto del Hospital Ramón y Cajal, ambos de Madrid. El estudio subraya que el consumo extrahospitalario, que representa el 92% del total, no es homogéneo en las provincias españolas, ya que "se detecta un patrón norte-sur, más acentuado en los últimos años", durante el periodo estudiado. El patrón norte-sur hace referencia a los conceptos sociopolíticos de desarrollo y subdesarrollo. El dato es sólo una pincelada de un cuadro más amplio, el de la alta tasa de resistencia de los españoles al antibiótico, que se sitúa entre las más altas de la Unión Europea (UE)."Lo que nos llevó a investigar el consumo de quinolonas fue la preocupación por las altas tasas de resistencia antibacteriana que se registran en España", afirma la doctora Ana Ruiz, primer firmante del estudio, "y los resultados parecen bastante llamativos si tenemos en cuenta que desde 1976 el consumo de antibióticos en España está estabilizado o en descenso. Por otra parte, sorprende encontrar este patrón nortesur en el consumo de antibióticos". ¿Cuál podría ser la explicación? ¿Una mayor prevalencia de determinadas infecciones a medida que desciende el índice de desarrollo socioeconómico? ¿Prácticas comerciales relácionadas con el nivel socieconómico y cultural?

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"Sería arriesgado apostar por ninguna hipótesis; para ofrecer datos hay que seguir investigando", señala la doctora Ruiz. De hecho, el estudio lo dice escuetamente en las conclusiones: "Estudios posteriores deberían evaluar si las diferencias interprovinciales se corresponden con diferencias en la prevalencia de la patología infecciosa susceptible de tratamiento con estos medicamentos".

Nuevo estudio

De momento, el Fondo de Investigación Sanitaria (FIS) ha decidido financiar un nuevo estudio sobre el consumo de todos los antibióticos durante el periodo 1985-1995, que también llevarán a cabo epidemiólogos del Instituto de Salud Carlo III y del que será responsable la doctora María Ruiz Tovar, que ya participó en el de las quinolonas.Un informe publicado en la Revista Española de Salud Pública a finales de 1995 señala el consumo excesivo o inadecuado de los antibióticos como. causa de la elevada tasa de resistencia bacteriana que se registra en España. Elaborado por un panel de expertos de 13 centros sanitarios públicos, el documento, coordinado por Fernando Baquero, jefe del Servicio de Microbiología del hospital Ramón y Cajal -participante asimismo en el estudio sobre las quinolonas-, y al que también contribuyó Ana Ruiz, dibuja una situación preocupante.

Según el informe, España es reconocida en la comunidad científica como uno de los países de la Unión Europea (UE) con mayores tasas de resistencias a los antibióticos, sobre todo en los patógenos de origen comunitario, es decir, extrahospitalario. Las resistencias alcanzan en muchos casos el 40% (Streptococus pneunioniae frente a penicilinas; Haemophilus influenzae frente a aminopenicilinas) e incluso el 50% y el 60% (Campylobacter jejuni frente a las fluoroquinolonas y Escherichia coli frente a las aminopenicilinas).

"La movilidad actual de viajeros españoles y extranjeros puede crear una preocupación sobre sobre una posible exportación de organismos resisten tes a, otros países", continúa di ciendo el informe; "de hecho, clones españoles de bacterias comunes como Streptococcus pneunioniae han sido ya tras mitidos y han creado microepidemias locales de resistencia en países tan distantes como Islandia y Estados Unidos". Todo ello lleva a las autoridades sanitarias y a la comunidad científica a considerar este problema "como una prioridad". Otro aspecto analizado es el de las implicaciones para la salud pública de la resistencia bacteriana en los animales y en el medio ambiente. En efecto, la resistencia en las bacterias que colonizan las poblaciones animales es importante como fuente directa de organismos resistentes que pueden colonizar o infectar al hombre y como reservorio de genes de resistencia capaces de transferirse a los patógenos humanos. "Algunos estudios en diferentes áreas españolas han revelado una situación preocupante en los animales de granja", observa el documento, que refiere con detalle las resistencias bacterianas de lechones y pollos, y de perros y otros animales de compañía.

El uso veterinario de los antibióticos se describe en sus dos aplicaciones, profiláctica y terapéutica una, y otra como promotora del crecimiento. El documento subraya que el problema de las resistencias ligado a estos usos está siendo reevaluado con urgencia en muchos países del mundo occidental, debido al importante incremento de la resistencia a fluoroquinolonas en aislamientos animales de Salmonella y Campylobacter, ambos también capaces de causar infecciones humanas.

En cuanto al medio ambiente, el informe recuerda que la vida de nuestra especie, homo sapiens, está relacionada íntimamente con una flora bacteriana normal, y que "las características biológicas de las bacterias están siendo modificadas por el uso de los antibióticos ( ... ) los cuales están probablemente actuando como aceleradores evolutivos con hipotéticos riesgos para la humanidad".

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