Clinton admite errores del Partido Demócrata en la financiación ilegal
A la defensiva, como hizo el vicepresidente Al Gore el lunes, Bill Clinton justificó ayer las prácticas de recaudación de fondos electorales de la pasada campaña hechas por él y por Gore. Pero la tormenta de acusaciones de las últimas semanas consiguió abrir una brecha. Clinton atribuyó responsabilidades de, recaudación ilegal o impropia de fondos a su partido y dijo que se había quedado "lívido y estupefacto" al saber que no se habían efectuado las comprobaciones correspondientes para garantizar qué las aportaciones de dinero se ajustaban a lo establecido por la ley: "Es algo que me dejó sin respiración", confesó.Casi toda la hora que duró la conferencia de prensa de ayer estuvo dedicada a lo mismo: dinero dudoso, cheques entregados en recintos oficiales en contra de lo estipulado por la ley, llamadas telefónicas de petición de fondos hechas desde la Casa Blanca... Nada ilegal, aseguró Clinton, pero todo ello corrobora que hay que reformar el sistema. Algunas respuestas dejaron que desear: "No puedo decir que de las cientos o miles de llamadas que he hecho en los últimos cuatro años no haya dicho nunca a nadie mientras hablábamos: 'oye, necesitamos tu ayuda' o 'espero que nos eches una mano".
En cuanto a otro caso concreto, la acusación de que la jefa de gabinete de Hillary Clinton, Maggie Williams, aceptó un cheque de 50.000 dólares (unos 7,25 millones de pesetas) en la Casa Blanca, la respuesta también fue doble: no hay violación de la ley y Williams es una persona de honor, "pero, visto en retrospectiva, hubiera sido más inteligente por su parte decir al donante del cheque que lo entregara al Comité Nacional Demócrata en lugar de actuar como intermediaria". En definitiva, algo as! como este razonamiento: no hemos actuado ni mal ni ilegalmente, pero de haber sabido que iba a armarse este lío, no lo hubiéramos hecho.
Con la conciencia política no demasiado tranquila, Clinton reconoció que la imagen de la Casa Blanca exige algo más y mejor: "Creo que no es suficiente con decir que algo es legal. Creo que deberíamos tener criterios más elevados que recurrir a eso". Amparándose obsesivamente en tecnicismos legales, el lunes, Al Gore recurrió en siete ocasiones a la frase "no hay autoridad legal de control que diga que esto fue una violación de la ley", una expresión considerada ayer por el comentarista conservador Charles Krauthammer en The Washington Post como, "una de las elaboraciones legales más endebles de nuestros tiempos".
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