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Santer acusa a Renault de dar "un duro golpe" a Europa por el cierre de su fábrica en Bélgica

El presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, tuvo ayer durísimas palabras para Renault por decidir unilateralmente el cierre de su factoría de Vilvoorde, en la periferia de Bruselas. Santer acusó a la multinacional francesa de aprovecharse del mercado común europeo, pero incumpliendo el espíritu de sus directivas, y de asestar "un duro golpe al espíritu de confianza europea". Fuertemente presionada por el Gobierno de París, Renault anunció ayer que intentará un pacto con los sindicatos para reconvertir la fábrica belga.

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Al borde de una cruzada nacional

Tras desatarse la tormenta en la Comisión Europea por la mañana y anunciar el Gobierno de Bélgica que denunciará a Renault ante la OCDE, la asociación de los 25 países más industrializados del mundo, el Gobierno francés intentó limitar los daños. El primer ministro, el neogaullista Alain Juppé, convocó al presidente de la firma automovilística, Louis Schweitzer, para exigirle atención a la "dimensión humana" del asunto.Santer lanzó sus reproches en un discurso pronunciado ante el rey de los belgas, Alberto II, que ayer visitó la sede central de la Comisión Europea en Bruselas. Por una vez, el presidente del Ejecutivo comunitario dejó a un lado los paños calientes, habló de "drama social" y "grave revés para el espíritu de confianza europeo" y acusó a la multinacional francesa de aprovecharse del mercado interior europeo, pero saltándose "por lo menos el espíritu de sus directivas".

Renault ha anunciado el cierre de la factoría de Vilvoorde sin cumplir la obligación de informar por escrito a los trabajadores y entablar un diálogo antes de tomar la decisión.

El presidente de la Comisión admitió que Bruselas no tiene poder para denunciar a Renault, porque las directivas incumplidas ya han sido traspuestas a la legislación nacional tanto por Bélgica como por Francia. Pero Santer invitó tanto a los trabajadores de Vilvoorde como al Gobierno belga a hacer valer sus derechos y denuciar a Renault, al recordar que son ellos quienes pueden acudir a los tribunales.

Reincidente

No es la primera vez que Renault es acusada de olvidar sus compromisos. En 1995 abandonó una planta de montaje del Clío en Setúbal (Portugal). Había levantado la fábrica gracias a subvenciones públicas del Gobierno portugués.

El Gobierno belga y el ejecutivo regional de Flandes anunciaron el lunes su intención de acudir a los tribunales contra Renault. Ayer, el viceprimer ministro, Elio di Rupo, confirmó que Bélgica ha presentado una denuncia contra Renault ante la OCDE por incumplir el Código de Conducta de las Multinacionales. La OCDE recordó que el código no es de obligado cumplimiento.

En París, los tintes de las, reacciones en Bélgica y en la, Comisión Europea obligaron a intervenir al Gobierno. Juppé se reunió surante una hora con Schweitzer. El presidente de Renault, controláda en un 46% por el Estado, se comprometió a "respetar las reglas comunitarias, francesas y belgas" y a buscar "el diálogo con los sindicatos". El presidente de Renault anunció que se negociará con el personal belga "posibles medidas de acompañamiento del cierre y una posible reconversión de la fábrica". El cierre es indiscutible.

El presidente francés, Jacques Chirac, afirmó ayer, durante el Consejo de Ministros, que le ha disgustado la forma en que Renault anunció el cierre de Vilvorde. Juppé dijo que "el procedimiento no ha sido bueno". Chirac y Juppé conocieron con antelación el propósito de Renault y lo aprobaron.

Como accionista de Renault, al Estado francés le interesa sobre todo su situación económica. El Gobierno quiere que salga pronto de los números rojos y que las acciones no pierdan valor, porque necesita los ingresos de los próximos tramos de privatización.

El ministro de Industria, Franck Borotra, fue más lejos. Ante la Asamblea Nacional, calificó de "necesario" el cierre, así como los casi 3.000 despidos previstos en Francia, para "garantizar la viabilidad y la supervivencia" de Renault, que llegó a ser calificada como la "catedral social de Francia". La plantilla francesa de Renault ha pasado de 105.000 personas en 1980 a 56.000 ahora.

[Juan Antonio Fernández, director de asuntos sociales de FASA Renault, afirmó ayer que "no hay nada asegurado" respecto al mantenimiento de los puestos de trabajo en las factorías españolas del grupo, informa Europa Press.]

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