Aclaración
En EL PAÍS del domingo 2 de marzo se me atribuye erróneamente haber aconsejado al presidente y a otros miembros del Gobierno "situar todas las indemnizaciones en veinte días por año trabajado". En realidad, la opinión que vengo exponiendo, hace tiempo, a todo político o economista del PP o del PSOE que ha tenido interés en oírme es bastante diferente. Mi sugerencia es crear una nueva figura para que las empresas conviertan contratos temporales ordinarios o de fomento del empleo (lanzamiento de una nueva actividad, de formación, en practicas... ) en contratos indefinidos que, en este caso de conversión, si tuvieran más tarde que ser rescindidos, devengarían una indemnización inferior a los 45 días Fijados para el despido improcedente normal en los contratos indefinidos actuales. Esto no afectaría a los contratos indefinidos actuales o que se pactasen en el futuro, sino sólo a los de conversión de uno temporal en indefinido.El problema que me parece más grave hoy en el mercado de trabajo es el de la precariedad creciente del empleo. Los contratos en prácticas, de aprendizaje, etc, están siendo usados para sustituir a los antiguos temporales de fomento del empleo y, lejos de cumplir su función formativa, mantienen a los trabajadores jóvenes en la incertidumbre, con duración en el puesto de trabajo de pocos meses, siendo al final despedidos por las empresas -aunque éstas no lo deseen- para que esos contratos no se hagan indefinidos. Me parece absolutamente necesario invertir el proceso a la precariedad, incentivando la conversión en contratos indefinidos, aun a costa de reducir la indemnización por un eventual despido posterior. Con ello nadie perdería respecto a la situación actual y los que tienen contratos temporales, ahora sin derecho a indemnización alguna y con la seguridad de ser despedidos en un plazo tremendamente corto, pasarían a tenerlos indefinidos.-
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