La nueva derecha italiana sale en defensa de la novela de Susanna Tamaro "Anima mundi"
La última obra de la escritora suscita una viva controversia entre los críticos literarios
Que Susanna Tamaro es un fenómeno más sociológico que literario ni siquiera sus máximos defensores lo niegan. Donde el corazón te lleve ha batido récords de ventas en muchos países, sin encontrar apenas un crítico que defienda a altranza la profundidad de su enfoque o la calidad de su escritura. De ahí que los libros de Tamaro, susciten pasiones y choques que pueden ser caracterizados como divergencias ideológicas y políticas. Pero la reciente publicación en Italia de Anima mundi -que en España ha puesto a la venta la editorial Seix Barral-, primera obra de Tamaro tras el título que la llevó a la cabeza de los superventas, ha puesto a la crítica en pie de guerra.
La peculiaridad, en esta ocasión, estriba en que no puede decirse que todos los contrarios son de izquierdas y todos los favorables de derechas. Sobre la polémica se ha alzado, sin embargo, la voz contundente de una nueva derecha rampante, para proclamar que los que critican el libro de Tamaro son comunistas resentidos, envidiosos del éxito ajeno y nostálgicos de una época en que la cultura era patrimonio exclusivo de la izquierda. Esta intolerancia neoliberal, que gira en tomo a Silvio Berlusconi y sus industrias televisivas y periodísticas, se explica en buena medida porque muchos de sus exponentes tienen un pasado político más estalinista que el de los críticos que estigmatizan.Más acá de estas crispaciones espontáneas o provocadas, Tamaro ha alzado en el nuevo libro el tiro de sus ambiciones, ya que, si Donde el corazón te lleve hablaba del desarrollo individual en el mundo sin ideologías, Anima mundi se presenta no sólo como parábola del mundo de hoy, sino de la humanidad toda. Y la parábola no se anda con chiquitas.
Una anciana monja
Ba o un título que remite a la filosofía medieval y un comienzo del relato -"En un principio era el vacío"- que parafrasea nada menos que la Biblia, Tamaro introduce la historia de Walter, joven alcohólico hijo de un feroz comunista también alcohólico-, que conoce en un centro de salud mental a Andrea, hijo de un partisano yugoslavo torturado por sus camaradas cuando Tito se distanció de la Unión Soviética. Andrea odia a los rojos y agita a Walter con discursos nietzscheanos o afines a un filósofo fascista italiano llamado Julius Evola. Walter peregrina con ese bagaje intelectual por los ambientes literarios de la izquierda romana, hasta que descubre a Dios y la gracia en Eslovenia por boca de sor Irene, una anciana monja. Walter llega hasta ella llamado por Andrea, que, entretanto, se ha suicidado, dejando el relato de una vida de mercenario asesino en África y en Bosnia. La historia del siglo XX es "como un carro al que se le han roto los frenos", estima la autora.Maria Antonietta Macciocchi, escritora inclinada más bien al, centro izquierda, ha visto en Anima mundi "una reflexión filosófica sobre nuestros tiempos" y "un libro contra el mal", categoría que, dicho sea de paso, sólo parece sobrevivir en los discursos de Fidel Castro y en los del papa Wojtyla. Pero los principales medios de comunicación italianos se han sentido incapaces de romper media lanza por uno de los productos literarios de su país que seguramente exportará más.
¿Es por prejuicios políticos? Sin duda, la parábola de Anima mundi despierta suspicacias. "Sigue siendo anticomunista como en los tiempos de la Virgen peregrina", ha escrito Oreste Pivetta de Susanna Tamaro en L'Unitá, el periódico histórico de la izquierda italiana. Pero las críticas son también literarias. El italianista Cesare Segre sostiene en el Corriere della Sera, diario conservador por excelencia, que el estilo de Tamaro es infantil y basado en una lista de lugares comunes tan larga como ésta: "El mundo es sólo dolor; no había nada nuevo bajo el sol; las pieles de banana pueden ser resbaladizas, y es facilísimo pisarlas; la oscuridad profunda de la noche; el alma escondida de las cosas; la absoluta y tremenda soledad de la vida humana". "Los libros de Bulgakov eran anticomunistas, pero bellísimos. Dudo de que la Tamaro sea Bulgakov", ha resumido Bruno Gravagnuolo, jefe de Cultura en L'Unitá.
Esto da pie para que Panorama, revista de Berlusconi dirigida por uno de sus más fieles propagandistas, denuncie que "las páginas culturales de los diarios regurgitan fórmulas intimidatorias recuperadas de los empolvados archivos de la policía cultural. La propia Tamaro acaba de declarar en una entrevista con Der Spiegel que en Italia está prohibido decir que "el comunismo lleva a la destrucción moral, económica y social" y que los partidos intentan tenerla de su parte "porque les haría ganar millones de votos".
Babelia
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