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Los 'sabios' son optimistas sobre la entrada en el euro

Victoria Carvajal

, La política económica recibó ayer el respaldo del Banco de España y también de los siete prestigiosos economistas que forman el llamado Grupo de Expertos de Previsión Económica. Estos sabios creen que España puede razonablemente aspirar a cumplir los objetivos de déficit e inflación exigidos para ingresar en el euro, aunque instan al Gobierno a asegurar el carácter duradero de la consolidación fiscal, mediante reformas del gasto y de los ingresos.José Juan Ruiz, el portavoz del grupo, presentó en el Ministerio de Economía las previsiones para 1996-97. El producto interior bruto (PIB) crecerá un 2,9% este año, solo una décima por debajo del objetivo del Gobierno; la tasa media de inflación será del 2,7% y el déficit bajará al 3,1%, "un cumplimiento de facto del objetivo de convergencia", señaló Ruiz.

El grupo, formado además por Julio Alcaide, Antoni Espasa, José Luis Feito, Juan Iranzo, Ángel Laborda y Federico Prades, hace especial hincapié en la necesidad de que el Gobierno desplace el énfasis "del mero cumplimiento puntual del criterio de déficit público" a la estabilidad de "esta política fiscal ortodoxa". Para que España cumpla el Pacto de Estabilidad, que obliga a mantener la disciplina presupuestaria dentro de la unión monetaria, el grupo propone la reforma de varios sectores y del mercado laboral y el diseño de políticas que "incidan sobre la tasa de ahorro".

El cumplimiento del requisito de inflación también depende de que los agentes sociales "eviten la ilusión monetaria y se ajusten con rapidez al nuevo entorno de estabilidad de precios". Las razones para esperar una clara mejoría de la situación económica son fundamentalmente el efecto expansivo de las bajadas de los tipos de interés en los últimos meses y la recuperación de las economías europeas.

El grupo identifica también tres riesgos que pueden dar al traste con este optimista panorama. Si las economías europeas no logran consolidar su recuperación, la unión monetaria puede verse aplazada y los mercados financieros pueden sufrir una corrección inesperada que dé marcha atrás en la bajada de los tipos de interés.

Además, la evolución salarial puede no tener en cuenta las nuevas reglas de comportamiento que exige el nuevo entorno de estabilidad de precios. Y en tercer lugar, la incapacidad de las autoridades económicas para atajar un posible desbordamiento de los objetivos presupuestarios.

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