Más sobre los bosques
La acertada publicación del avance de resultados del II Inventario Forestal Nacional por EL PAÍS ha generado una polémica que evidencia lo lejos que se encuentran algunos de los problemas forestales. El aumento de los grandes incendios es un síntoma del aumento de la biomasa forestal que, ante la falta de gestión humana, es regulada por el elemento de gestión territorial por excelencia -el fuego- como lo fuera antes de la colonización humana.Nuestros bosques han crecido por omisión (invasión de cultivos y pastizales abandonados por especies pioneras) o por repoblación. Si comparamos el volumen de madera (variable más fiable de los dos inventarios forestales nacionales), ésta ha crecido por encima de la media en diferentes especies. Así, en el caso del género Quercus, el incremento se sitúa entre el 32% y el 44%; en el pino silvestre es del 46%; en los eucaliptos, del 50%, y en el pino Halepensis es del 72%. Es evidente que han aumentado tanto las plantaciones forestales rentables como las genuinas especies de los bosques ibéricos.
Perderse en disquisiciones sobre qué definimos como bosques o sobre el carácter autóctono de las especies que cubren nuestros montes no conduce más que a una distracción sobre los verdaderos problemas medioambientales. Como bien analiza Martí Boada (premio Global 500 de las Naciones Unidas), el problema real es la sostenibilidad del modelo de desarrollo del Primer Mundo (consumo de energías forestales y materias primas no renovables, residuos, etcétera) y la suicida generalización planetaria de este modelo.
Por otro lado, no es necesario remitirse a la comparación de los dos inventarios forestales para demostrar el evidente aumento sustancial de la masa forestal española durante este siglo: la unanimidad entre nuestros más prestigiosos ecólogos y naturalistas así lo confirman (véase profesor Terrades, Vuelve la reforestación, Fronteras de Ciencia y Tecnología, 1994).
Flaco servicio hacen a nuestros bosques quienes distraen la atención de sus problemas reales partiendo de un análisis equivocado (tópico de la deforestación o la obsesión por buscar explicaciones simples a las causas de los incendios, cuando se trata de procesos mucho más complejos). El verdadero reto de nuestros bosques no es otro que superar la contradicción del "precio bajo de un valor alto" como tan atinadamente describe el profesor Folc, en el libro Ecológia del foc.
Analizar nuestros bosques desde tópicos erróneos no hace sino alimentar actitudes y negligencias que se traducen en un abandono político y presupuestario.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.