Desarticulada una banda que planeaba colocar 2.500 millones en dinero falso
Una operación combinada del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil ha dado al traste con el intento de colocación en el mercado de la mayor partida de dinero falso de la historia de la delincuencia española. Agentes de los dos cuerpos, tras una labor de meses, han detenido a 18 personas de una banda que había colocado ya en el mercado 600 millones en billetes de 5.000.
, Los agentes se han incautado de la moderna maquinaria de impresión, con la que lograban unas falsificaciones de altísima calidad, y se han apoderado de 30 millones de pesetas en billetes falsos. Pero el aspecto más relevante de la operación es que se ha abortado la colocación de una nueva remesa de billetes de 10.000 pesetas falsos por un importe facial de 2.500 millones y de una partida sin especificar de dólares también falsos.La banda, de la que la policía tenía noticia hace dos años, había conseguido colocar en el mercado en este tiempo los 600 millones de billetes de 5.000 pesetas falsificados. Esta cantidad, según la policía, ha sido ya recuperada a través de las entidades bancarias.
Los billetes de 10.000 pesetas y los dólares se encontraban todavía en fase de impresión y no habían salido al mercado. Pero los detenidos ya habían efectuado pedidos de 500 kilogramos de papel de un determinado gramaje. Esta petición es lo que permite a los investigadores cifrar en 2.500 millones la tirada de estos billetes falsos.
Gran calidad
Tanto los billetes de 10.000 como los de 5.000 tenían una elevada calidad de impresión e incluían una imitación muy verosímil de las medidas de protección que llevan los billetes buenos, tales como el hilo de seguridad interior, el dibujo al agua, las fibrillas luminosas y el color. Tan sólo se puede detectar la falsedad de uno de estos billetes por el tacto: los buenos tienen un tacto cálido y rugoso; el tacto de los falsos se asemeja al de una foto o al de una superficie lisa. Por lo demás, la modernísima maquinaria que utilizaba la banda les proporcionaba unos billetes un color y una impresión casi idénticos a los auténticos.
La banda había alquilado un chalé en Cervelló, localidad muy próxima a Barcelona, donde tenía montada una modernísima imprenta con ordenadores, escáneres, láser e insoladoras de última generación que les proporcionaban una calidad de falsificación que ha sorprendido a los propios investigadores policiales.
Carlos Rubio, inspector jefe del Grupo de Delincuencia Organizada de Barcelona, explicó que los dos billetes falsos eran indetectables incluso por las máquinas de rayos ultravioletas que utilizan muchos bancos y comercios. Sólo la comparación con el tacto permite desvelar el secreto de la falsedad.
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