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Las 'torturas' que vienen

El Parque de Atracciones se gasta 5.000 millones en nuevos ingenios mecánicos

Antonio Jiménez Barca

, El viejo Parque de Atracciones afrontará este final de siglo con un desafío moderno: pelear contra la competencia. Es muy posible que dentro de unos años no exista sólo un único parque de este tipo en la región y no es cuestión de perder clientes. Para ello, los responsables están dispuestos -con un presupuesto de 5.000 millones- a conseguir que sus sustos sean los más impactantes, sus cabriolas las más vertiginosas y sus máquinas las más trepidantes.

La revolución empezará por el concepto mismo del parque. Se acabó con lo de todas las cosas mezcladas como hasta ahora. A partir de este año se empezará a dividir el recinto en cuatro zonas, operación que estará terminada en 1999: la primera de estas zonas se denominará del Maquinismo. Ahí se ubicarán los ingenios favoritos de aquéllos a los que les gusta que el estómago se les suba a la garganta. En esta zona, en marzo, se instalará una nueva atracción denominada, sin más, Máquina. Consistirá en un péndulo gigante, articulado y movible que servirá de receptáculo a los usuarios. A la Máquina le seguirá en mayo La mina, atracción más tranquila que procurará un paseo por una antigua galería artificial de antracita.

En junio se erigirá La lanzadera [ver gráfico] que simulará -para el aguerrido cliente- una caída libre desde una altura equivalente a un edificio de 17 plantas. Antes de llegar al suelo un sistema hidraúlico frena la caída de La lanzadera, que llega a alcanzar los 80 kilómetros por hora. En 1999, se instalará La montaña cibernética, una ultramoderna montaña rusa en la que el usuario va colgado en vez de en un vehículo.

La segunda de las zonas, la de La naturaleza, agrupará todas las atracciones relacionadas con el medio ambiente. Entre las Más destacables se encuentra La alcantarilla, que se abrirá en 1998 y que transportará al cliente a un viaje figurado por un submundo de cloacas. Ratas animadas, arañas casi de verdad, bichos nocturnos articulados y actores disfrazados colaborarán unidos para aportar realismo. También, en 1998 se abrirá El telesaurio, en el que el cliente moverá a su antojo un vehículo con forma de animal prehistórico. Cada telesaurio estará unido a un eje central giratorio.

Si uno se harta de tanta vuelta, de tanto salto al vacío y de tanta rata en la cloaca, podrá acudir, a partir de 1998, a la zona de la tranquilidad. Ahí se montarán pacíficos recorridos por castillos de duendes sin mala intención y paseos por junglas sin problemas. Además, en barcazas, el público asistirá a una auténtica representación del mundo en miniatura, con cerca de 500 muñecos de todos los países del planeta. Los muñequillos "cantarán, bailarán y tocarán a un ritmo de música alegre", según reza el proyecto.

La cuarta zona estará destinada a las atracciones infantiles, trufadas con restaurantes y enclaves gastronómicos para disfrute de los padres.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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