Cinco atracadores roban 200 millones en alhajas en una joyería de la calle de Velázquez
De botín, un tesoro. Cinco ladrones se apoderaron el martes de 200 millones en alhajas en el asalto a la joyería relojería Sanz, de Madrid, en el número 27 de la calle de Velázquez (Salamanca), según la policía. Los delincuentes, armados con escopetas recortadas y pistolas, golpearon a la dueña antes de que pudiera reaccionar, y luego limpiaron los escaparates y vitrinas de piedras preciosas, pendientes, collares, alhajas y relojes. Se trata del golpe más importante sufrido por una joyería en los dos últimos años, según el gremio de plateros y joyeros de Madrid.
, El asalto tuvo lugar a las 19.30 del martes. Dos individuos bien vestidos entraron en la joyería haciéndose pasar por clientes. Ambos tenían un aspecto elegante y "nada sospechoso", según declaró la propietaria y el único cliente testigo de los hechos a la policía. En el interior del local se transformaron. "Esto es un atraco", dijeron en tono amenazante. En sus manos blandían una pistola y una escopeta de cañones recortados.A continuación abrieron la puerta para que pasaran otros tres compinches. Mientras la primera pareja de atracadores se ocupaba de la joyera y su cliente, el resto llenaba tres bolsas de joyas y piedras de gran valor expuestos en muestrarios y vitrinas.
Asalto violento
Según la reconstrucción policial, uno de los delincuentes propinó varios golpes, patadas y tirones de pelo a la mujer mientras otro encañonaba al único cliente de la tienda. En cuatro minutos consiguieron un botín cercano a los 200 millones de pesetas, a tenor de los cálculos ofrecidos ayer por la policía.El asalto no fue advertido por los numerosos trenseuntes que paseaban a las siete y media de la tarde por la calle de Velázquez. La joyería Sanz de Madrid, además, esta situada en un semisótano.
Antes de abandonar la tienda, los atracadores conminaron a la gerente a no avisar a la policía hasta que transcurrieran varios minutos. Los asaltantes salieron a la calle sin prisa aparente y se subieron a un coche todoterreno estacionado en la misma calle de Velázquez.
La joyería relojería Sanz de Madrid permaneció cerrada ayer durante todo el día. Según los vecinos, se trata del primer atraco que sufre el establecimiento, fundado hace más de 20 años. "La mujer está aterrada y no quiere decir nada", dijo un vecino de la zona.
Agentes de la Brigada de Policía Judicial se han hecho cargo de las investigaciones para descubrir la identidad de los cinco delincuentes. Según los agentes encargados del caso, los asaltantes son suramericanos muy violentos. "Se trata de gente de mediana edad, extremadamente brusca en los asaltos", señaló un portavoz policial.
El golpe a la joyería Sanz es el más importante de los últimos dos años en Madrid, a juicio del Gremio Fiscal de Joyeros y Plateros de Madrid. Para Armando Rodríguez, presidente del Gremio de Joyeros, hacía más de dos años que no se cometía un atraco de esta envergadura en la región madrileña.
La patronal advirtió ayer que los joyeros están obligados a cumplir la legislación vigente en materia de seguridad: alarmas, sensores, pulsadores y cajas fuerte. "Echamos de menos que, junto a esa obligación, exista una contraprestación o preocupación policial por este colectivo, expuesto a numerosos riesgos", matizó Armando Rodríguez.
Último asalto
El último asalto violento ocurrido en una joyería de la región sucedió el pasado 26 de mayo. Aquel día, el joyero Antonio Pérez Rosado resultó herido en la pierna al enfrentarse a cuatro hombres armados con una escopeta recortada y una pistola.El atraco ocurrió a las 10.20 en el número 150 del camino Viejo de Leganés (Carabanchel). Antonio se resistió y mantuvo, según la policía, un forcejeo con un atracador, que le asestó un golpe en la cabeza con la culata. La Policía Judicial consiguió detener, cinco días después, a tres de los cuatro atracadores que hirieron al joyero.
El Grupo de la Brigada de Policía Judicial especializado en atracos y asaltos a establecimientos ha conseguido desmantelar en los últimos meses varias bandas que asaltaban joyerías en los distritos periféricos de la capital.
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