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La condena a un ex líder estudiantil moviliza a los veteranos del 68 italiano

Una condena por asesinato a 22 años de cárcel que llega 25 años después de los hechos sume en la perplejidad a cualquier país civilizado. Pero hace falta algo más para explicar el clamor con que periódicos y partidos de izquierda y de derecha han absuelto en Italia a Adriano Sofri y sus dos compañeros de Lotta Continua, declarados culpables el pasado 22 de enero por el Supremo. Buena parte de la actual clase dirigente italiana, que tuvo a Sofri como primer líder, ha recordado su experiencia en el mítico 1968.

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, Parlamentarios, intelectuales y, sobre todo, periodistas, bien repartidos hoy por los distintos engranajes de la sociedad establecida, enarbolaron el lema de Lotta Continua, "Estudiantes y obreros unidos", hasta la disolución del movimiento en 1975. Luego, en los años más duros del terrorismo rojo, del que la revista de Sofri se distanció teóricamente, cada cual siguió su camino. Habiendo estado caracterizada Lotta Continua por un espontaneísmo no marxista muy conectado con algunos medios radicales católicos, resultó lógico que una buena parte de sus seguidores terminaran en la órbita del Partido Socialista Italiano (PSI), como el propio Sofri. Aunque no todos.Es un veterano de Lotta Continua, por ejemplo, Luigi Manconi, diputado y número uno de los verdes. Otros son Maurizio Deaglio y Gard Lerner, personajes televisivos ligados a la izquierda y al periódico de Fiat La Stampa, aunque el primero escribe hoy en L'Unitá, el diario del Partido Democrático de la Izquierda (PDS). Pero también fue seguidor de Sofri Paolo Liguori, otro periodista que desde el PSI se abrió camino a las televisiones de Silvio Berlusconi y Claudio Rinaldi, director del semanario LEspresso.

No fue de Lotta Continua Gipliano Ferrara, ex comunista que pasó a consejero, del ex líder socialista de Bettino Craxi y a ex ministro de Berlusconi, a sueldo del cual dirige hoy Panorama, la otra revista italiana de gran tirada. Pero Ferrara es amigo personal de Sofri, quien colaborará con Panorama desde la cárcel. También es amigo del viejo líder estudiantil recién condenado el ex ministro socialista Claudio Martelli, como lo fueron los fallecidos Leonardo Sciacia y Alberto Moravia. Se comprende que condenar a alguien con tantas amistades, que, además, tiene reputación de escritor y de gran cronista del conflicto de los Balcanes, es como condenar a la mayoría de los italianos. Nadie ha vuelto las espaldas en estos momentos de crisis, y, así, la prensa y la televisión han dedicado un espacio inusual a rechazar una sentencia que, en opinión casi unánime -y de todos los citados-, carece de pruebas y afirma hechos inverosímiles. "Lotta Continua no promovía el asesinato político y Sofri es incapaz de hacer algo parecido", se ha oído y leído por todas partes, antes de que los ex compañeros de lucha se bifurquen en dos direcciones: los más a la derecha, como Liguori, se han lanzado contra los jueces; los más a la izquierda, han precisado que el rechazo de esta sentencia no puede poner en cuestión la operación Manos Limpias ni los juicios por asociación mafiosa contra Giulio Andreotti.

La amnistía o el indulto son las únicas garantías de que Adriano Sofri, Ovidio Bompresi y Giorgio Pietrostefani, los tres condenados por el asesinato del comisario Luigi Calabresi, concluyan con vida una condena que les llega a los 50 años biencumplidos. Calabresi fue asesínado en Milán el 17 de mayo de 1972, después de que Sofri escribiera en Lotta Continua que el comisario era "el principal responsable del homicidio de Giuseppe Pinelli", un anarquista que cayó por una ventana de la comisaría. Tras el asesinato del comisario, la misma revista sostuvo que "los desheredados no pueden por menos de reconocer un acto de justicia en la muerte de Calabresi".

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Magistrados y policías no fueron capaces de descubrir ningún culpable durante 16 años. Pero el 21 de julio de 1988, Leonardo Marino, que dice haber actuado movido sólo por su conciencia de católico, confesó que había sido el chófer que condujo a Bompresi a disparar contra Calabresi por orden de Pietrostefani y Sofri. La condena se basa, fundamentalmente, en este testigo, que, gracias a su colaboración, ha quedado libre. El propio fiscal general antimafia, Pierluigi Vigna, ha comentado que él no se fiaría de un arrepentido que calla durante 16 años, y uno de los magistrados del Supremo ha dicho que le parecería bien una anmistía.

Por su parte, Sofri afirma que sólo aceptará salir de la cárcel si se le reconoce inocente.

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