Francia asume como "deber nacional" devolver lo robado durante el nazismo
Empieza a escribirse el epílogo de la II Guerra Mundial. Ha hecho falta que cayera el muro de Berlín, que se abrieran los archivos de Washington y Moscú y, sobre todo, que desapareciera la generación que vivió el desastre, para ajustar, 50 años después, las últimas cuentas pendientes. Se trata ahora de conocer el alcance del expolio al que fueron sometidos los judíos y, en lo posible, hacer justicia y devolver lo robado. Países como Suiza, Suecia, Noruega y Francia se enfrentan, con mejor o peor voluntad, a una época negra de su historia.
Según el primer ministro francés Alain Juppé, "no se trata de una iniciativa moral, sino de un deber nacional". Juppé ha creado una comisión para que "haga las paces con el pasado". En Francia, el giro decisivo se produjo el 16 de julio de 1995. El recién elegido presidente, Jacques Chirac, habló ese día por primera vez de "las faltas cometidas por el Estado francés" durante la II Guerra Mundial. Su antecesor, François Mitterrand, un hombre que había combatido en esa guerra, que había trabajado para el gobierno antisemita de Vichy y que, como la mayoría de los franceses, había preferido olvidar ciertos detalles de su pasado, siempre atribuyó a aquellos años sombríos un carácter de excepcionalidad: Vichy no era Francia, y no había más que discutir. Las siguientes generaciones, conscientes de que el mariscal Pétain había obtenido legalmente el poder tras una votación parlamentaria y de que era insostenible el mito de la Francia resistente casi en bloque frente al invasor, estaban mejor representadas por Chirac.También los más damnificados, los judíos franceses, necesitaron tiempo. Las víctimas directas de las deportaciones y los campos de concentración no pensaban en sus bienes, sino en su dolor y en sus muertos. "Hacía falta juzgar a los criminales alemanes por la solución final y, después, a sus cómplices de Vichy. Era urgente restituir la memoria de las víctimas del nazismo. El dinero era secundario. Si a los judíos se les hubiera robado simplemente, no hablaríamos de ninguna tragedia", declaró a Libération el abogado y cazador de nazis Serge Klarsfeld.
Conocer "la verdad"
Los hijos y nietos de las víctimas están más dispuestos a reclamar bienes materiales. Henri Hajdenberg, presidente del Consejo Representativo de las Instituciones Judías en Francia, afirma, sin embargo, que no se reclama dinero, sino "la verdad", y reconoce las "enormes dificultades" para encontrar a los legítimos propietarios de cada bien robado.Inmediatamente después de que, el viernes pasado, la máxima instancia judicial francesa dictaminara que Maurice Papon, 86 años, ex funcionario de Vichy, debía ser juzgado (probablemente en diciembre próximo) bajo la acusación de "crímenes contra la humanidad", el primer ministro, Alain Juppé, ordenó la creación de una comisión investigadora para hacer un censo exhaustivo de los bienes robados a los judíos. Con Papon, el último superviviente, se cerraba definitivamente una época. Se abría otra con el censo de bienes.
Hay mucho que censar en Francia. El botín expoliado a los 300.000 judíos franceses de la época, de los que 74.000 fueron deportados hacia los campos de exterminio, fue rápidamente esparcido: hay viviendas que hoy pertenecen, por ejemplo, al Ayuntamiento de París, y cuadros y esculturas en manos de museos. El periodista Héctor Feliciano, que en su libro El museo desaparecido reveló el año pasado que unas 2.000 obras de arte (cuya reproducción puede verse en la dirección de Internet www.culture.fr/cgi-bin/ mistral/mnr), entre ellas picassos, monets y gauguins, habían pasado en condiciones oscuras de sus propietarios judíos a los museos nacionales, afirmó ayer que "un asunto que apareció en las páginas culturales de los periódicos se ha convertido ahora en un envite político de la máxima importancia".
Feliciano acusa a los responsables de los museos de no haber mostrado ningún interés en buscar a los legítimos propietarios de esas piezas. Un reciente informe del Tribunal de Cuentas da la razón al periodista y acusa a museos y ayuntamientos.
Para efectuar el censo de lo expoliado a los judíos, la comisión investigadora tendrá acceso a todos los archivos de Vichy. Algunos resultados pueden ser sorprendentes: según Héctor Feliciano, un busto de Madame de Pompadour que decora los salones del palacio presidencial del Elíseo procede del expolio.
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