Secuestrador secuestrado

En 1956, el olvidado artesano Alex Segal dirige Rapto, simpática serie B, protagonizada por Glenn Ford y Donna Reed, que narra cómo un industrial , aconsejado por un periodista y un polícía, se niega a pagar el rescate de su hijo cuando es secuestrado. Cuarenta años después, unos productores de películas de acción hacen una nueva y cara versión, que se ha convertido en uno de los grandes éxitos de taquilla de los últimos meses.Los guionistas Richard Price y Alexander Ignon han respetado el punto de partida y lo han enriquecido al distorsionar con habilidad la personalidad de los protagonistas. De manera que el bueno de la historia, el padre del niño raptado, es un empresario que se ha hecho a sí mismo y esconde en su pasado algunas acciones poco recomendables. Mientras que el malo, el raptor, es un intachable policía que, por motivos en ningún momento aclarados, y éste es uno de los graves fallos de la historia, se ha pasado al otro lado de la ley.

Las variaciones introducidas en estas arquetípicas personalidades y el hecho de que la situación inicial se invierta hasta casi convertir al secuestrador en secuestrado es lo que da a Rescate una cierta originalidad. Sin embargo, entre su acumulación de sucesivos finales y su completa falta de sentido del humor se ha perdido la posibilidad, apuntada en un cierto momento, de construir un final abierto y rico.