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Muere Tuñón de Lara, testigo e historiador de momentos cruciales de la España de este siglo

Ternía 81 años y padecía dolencias que le mantenían aislado en su casa vizcaína de Leioa

El historiador Manuel Tuñón de Lara murió ayer en su casa de Leioa, Vizcaya, a los 81 años. Tras su retorno de un largo exilio en Francia se instaló en Madrid, donde nació el 8 de septiembre de 1915, pero en 1982 viajó, ya de forma definitiva, a Euskadi, donde siguió en su tarea de historiador e impartió clases en la Universidad del País Vasco, tras las huellas de sus cursos en la Universidad de Pau durante el franquismo, a los que acudían incontables jóvenes españoles en busca de una visión de su país que les liberase de la sofocante imagen de éste que les daba la dictadura. Tuñón padecía desde septiembre un cuadro patológico de varias enfermedades, pero, dijo su discípulo José Luis de la Granja: "Se murió de vejez".

Tras superar durante el otoño periodos de gravedad, en la pasada Navidad Tuñón de Lara experimentó una fuerte recaída, que le mantuvo postrado hasta su muerte. Sin embargo, su estado no le impidió matener frecuentes momentos de lucidez, que se mantuvieron hasta el final, por lo que quienes ayer le rodeaban no esperaban su súbito fallecimiento, que ocurrió a las cuatro y media de la tarde.Tuñón de Lara estudió Derecho e Historia en la Universidad Complutense durante la II República y comenzó su militancia política en la Unión Federal de Estudiantes Hispanos (FUE), de la que, llegó a ser secretario general. Tras la guerra civil, en la que combatió en el ejército republicano, reorganizó la clandestina Unión de Intelectuales Libres y, perseguido por la policía política franquista, se exilió a Francia en noviembre de 1946.

En París prosiguió sus estudios en la Sorbona, donde se diplomó en Derecho Constitucional. Tambien se tituló, en la Escuela de Altos Estudios Prácticos, en Historia Económica y Social. Después de casi tres décadas en París, centró su actividad, docente en la Universidad de Pau, donde organizó en 1970 sus célebres cursos de historia de España destinados a españoles del interior y que reanudó en Madrid, Segovia, Cuenca y finalmente en la Universidad del País Vasco.

Entre las obras más conocidas de Tuñón se encuentran La segunda República, La España bajo la dictadura franquista, La España del siglo XX, Historia y realidad del poder y Medio siglo de cultura española. Durante décadas era proverbial que jóvenes españoles volvieran de sus viajes a Francia cargados con sus libros aqui prohibidos, que eran parte del equipaje intelectual cotidiano en la lucha contra la dictadura.

Su muerte ha despertado emociones dormidas entre sus amigos y discípulos. Santiago Carrillo dijo anoche a este periódico: "Conocí a Tuñón en mi juventud. Trabajamos juntos en las Juventudes Socialistas durante la guerra. Volví a encontrarle en París años después, antes de que se convirtiera en uno de los historiadores más importantes de este periodo. Su muerte es una pérdida tremenda para la cultura histórica española".

Diego López Garrido, dirigente de Nueva Izquierda, se considera uno de esos jóvenes españoles que Tuñón contribuyó a formar: "Fue mi primer historiador de referencia. Su análisis de España trasmitía a su vez una visión moral. Daba conocimientos, pero también formas de lucha por la libertad".

Para el historiador Santos Juliá "lo que destaca de la personalidad de Tuñón fue su condición de animador, casi de agitador de historiadores, su contagioso entusiasmo, su capacidad para organizar debates. Vivía o revivía hondamente la historia. Mantuvo así durante una década los Coloquios de Pau, que fueron un espacio de libertad en el que una generación de jóvenes historiadores pudo conocerse e intercambiar sus investigaciones. Testigo y protagonista de acontecimientos cruciales de nuestra historia, arrancado de ella por un largo exilio, tal vez a esa doble condición se. deba su indeclinable vigor para mantener sin desmayo el afán de conocer más. No cejaba, se mantuvo siempre en la brecha".

La otra Historia

Para Antonio Elorza, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, "Tuñón jugó un papel muy importante durante los años sesenta y setenta. Sus dos libros sobre la España de los, siglos XIX y XX demostraron que había otra historia completamente diferente de la que se nos enseñaba a los entonces jóvenes españoles".Dice el historiador Borja de Riquer: "Los coloquios de Pau, celebrados al final del franquismo y en plena transición, influyeron sobre muchos historiadores, de izquierda, aunque algunos, ahora, quieran minimizar esta influencia. Lo cierto es que se produjeron en un momento en que la universidad española estaba en crisis y en la que sobrevivían casi exclusivamente profesores de la vieja escuela. Por esta razón, los estudiantes y profesores más inquietos hallaron en los encuentros que Tuñón organizó. una plataforma de debate marxista aplicado a las ciencias sociales".

Para Javier Corcuera, catedrático de Derecho Constitucional en la universidad del País Vasco, "habría que tener mayor distancia que laque puedo tener en este instante para comentar, en el momento de su muerte, su personalidad.

"Tuñón ha sido un gran historiador, un extraordinario trabajador, una bellísima persona cuya puerta ha estado siempre abierta para cualquiera que ha querido acercarse a ella. Sus libros seguirán enseñándonos muchas de las cosas que sabía, y seguirán mostrando cómo un historiador ha de acercarse a la historia. El lector inteligente podrá también descubrir en ellos la riqueza de un hombre lúcido en sus preguntas y en sus respuestas, y podrá, casi seguro, intuir su profunda humanidad".

"Su vida", añade, "había estado muy marcada por el compromiso político y por la guerra civil. En Pau comenzó algo que que me sigue pareciendo un milagro que pudiese funcionar: gentes llegadas de toda España discutíamos con franceses y pudimos descubrir algo que no podía por entonces darnos España: debatir en libertad".

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