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Tarde, pero no demasiado

La última posición oficial norteamericana sobre las minas de tierra antipersonales se ha visto reducida por el deseo de la Administración de mantener dos posturas. Está dispuesta a estigmatizar estas armas, pero sólo hasta el punto que le permita mantener algunas diponibles para ciertos usos militares propios. Está preparada para negociar una prohibición internacional de las minas, pero el foro de la ONU que ha terminado en Ginebra ( ... ) promete sólo lentos e inciertos resultados. ( ... )La contradicción se puede resolver. En el lado militar el cambio es posible. El testimonio deexpertos militares revela la exístencia de otras armas para reemplazar a las minas, inteligentes y silenciosas, como protección de las Fuerzas Armadas estadounidenses. Pero no hay cambios en el hecho de que las minas son especialmente resistentes al código que ordena un esfuerzo total para la prevención de aquellas armas de guerra que puedan convertirse en armas indiscriminadas contra los civiles.

Ya es tarde, en este siglo, para la aplicación de este código de respeto a los civiles, pero no demasiado tarde. ( ... ) La renuncia unilateral norteamericana convertiría a Estados Unidos en líder de lo que un gran sector de la opinión internacional ha convertido en una causa global. ( ... ) Mientras tanto serviría de ayuda que el debate militar siguiera abierto para que la gente pudiera juzgar mejor el caso a favor de las minas del Pentágono.

24 de enero

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