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La desesperación por el caos económico mantiene a los búlgaros en la calle

Los panaderos han anunciado una inmediata subida, entre el 50% y el 100%, de pan blanco. Con su pensión, un jubilado tiene ahora para poco más que una hogaza al día. La economía ha caído en 1996 un 8%, y las inversiones extranjeras apenas han sobrepasado en este periodo los 250 millones de dólares (en Polonia, por ejemplo, ha sido de 4.000 millones). Los pacientes búlgaros que comenzaron a echarse a la calle hace dos semanas (básicamente una tan depauperada como incipiente clase media urbana) dicen que lo que ha acabado con su resignación es su dramática incapacidad para echar algo a la cesta de la compra.

ENVIADO ESPECIAL, Tras años de sufrir gobiernos incompetentes y corruptos, principalmente rojos, pero también azules, Bulgaria espera ahora para sobrevivir una cirugía de caballo a cargo de un equipo médico del Fondo Monetario Internacional (FM1).El pan y el combustible se racionan intermitentemente. La dependencia de las importaciones es decisiva. Un salario medio, arrastrado por una inflación superior al 300% y una caída libre de la divisa nacional (las 67 levas por dólar en 1995 eran ayer 780 y anteayer, 735) está en 20 dólares, poco más que un depósito de gasolina. Un coronel de la policía gana en Sofía, al cambio actual, unas 4.000 pesetas. Según un reciente estudio sobre Europa oriental de la fundación alemana Bertelsmann, ocho de cada diez búlgaros están por debajo del nivel de subsistencia.

Occidente cerró en 1996 el grifo del dinero, tras la incapacidad o desinterés de los ex comunistas del recientemente dimitido Zhan Videnov para hacer refórmas (privatizar en serio, cerrar empresas ruinosas y detener los subsidios), pese a su mayoría absoluta parlamentaria. Bulgaria debe casi 10.000 millones de dólares (casi billón y medio de pesetas) a sus prestamistas exteriores, de los cuales este año vencen 1.300. Con unas reservas que no alcanzan los 500 millones de dólares y un sistema financiero devorado por bancos insolventes, los expertos creen que sólo un milagro podría permitir al país balcánico atender el servicio de su deuda en 1997. Todos coinciden en el carácter catastrófico de una segunda moratoria.

El mecanismo cambiario impuesto por el FMI para desembolsar inmediatamente algo más de cien millones de dólares se conoce como "consejo de vigilancia monetaria", y la amarga medicina ya ha sido aplicada, aunque en circunstancias mejores, en países como Estonia, Lituania o Argentina. Esto forzará a Sofia a respaldar con reservas en dólares o marcos el dinero en circulación, lo que en la práctica significa la abolición del banco emisor, que no podrá poner en marcha la máquina de imprimir billetes, En consecuencia, un Gobierno en libertad vigilada tendrá que cuadrar rigurosamente ingresos y gastos. Una revolución que sus críticos consideran insuficiente para resolver los principales males de la economía: la multitud de empresas estatales ruinosas y un sistema bancario ficticio.

El acuerdo salvavidas con las instituciones crediticias internacionales, cuya inevitable crudeza han asumido ya tanto el partido gobernante como la oposición que confía en sustituirle esta misma primavera, sólo aguarda la formación de un Gabinete que comience a ejercer sin contemplaciones de verdugo.

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