El cantautor Paolo Conte 'calienta motores' en Sevilla para su próxima gira
Paolo Conte, el cantautor italiano que acaba de cumplir 60 años y al que muchos llaman el Tom Waits del Mediterráneo, es ante todo un teatrero coqueto. No ha perdido ni un ápice de su capacidad de seducción, ni de esa voz profunda y desgarrada que le hizo triunfar a finales de los setenta con Un gelato al limon. El piamontés ofreció un recital el pasado sábado en el Teatro Central de Sevilla, su primera visita a Andalucía, con todo el aforo vendido tres días antes de la actuación, y demostró que a pesar de los años continúa siendo un abogado rebelde metido a cantante.El maestro del ritmo latino-Jazz comenzó el concierto con Aguaplano, un tema de su doble álbum de 1987 próximo a los sonidos de las big bands. Vestido con traje y pajarita y ese aire de gentleman bohemio, Conte fue desplegando su encanto a lo largo de 20 temas, cuatro de ellos de su último disco, Una faccia in prestito (1996). En el programa se incluyeron dos canciones de 1975, Chi siamo noi y Luna di marmellata, ambas de un año después de que decidiera cantar sus propios temas, que antes que él entonaron Adriano Celentano y Patty Bravo.
Aún hoy, Paolo Conte no se considera un cantante de verdad: "Yo nunca he pretendido ser cantante, pero acepté subir al escenario porque me parecía justo que fuera el autor, personalmente, el que transmitiera con su voz lo que había escrito", asegura. El concierto, el único que por ahora ha ofrecido en España -en mayo tiene previsto dar cuatro o cinco recitales en distintas ciudades españolas-, le sirvió como termómetro para conocer la temperatura del público. El cantautor llegó con una nueva formación. Son nueve músicos, cuatro de ellos ya colaboraban con él anteriormente, con una buena sección de viento, el saxo tenor Claudio Chiara y el trombón Rudy Migliardi, entre ellos, con los que ha actualizado sus temas de siempre. "No se trata de nada nuevo, sólo hay más músicos. Mi acercamiento al jazz es el que siempre hago", aseguró.
Con canciones como Dal copplone, que interpretó solo al piano, Conte exhibió sus recursos de seductor. Para hacer los finales más teatrales, terminó alguno de los temas dejándose caer a- un lado del piano con las manos colgando. Sus letras hablan de "la existencia humana, los paisajes, la fantasía y el amor", afirma. A pesar de lo extenso del recital, cerca de dos horas, el piamontés premió los largos aplausos del público con dos bises.
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