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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Política y unión monetaria

Hace ya algún tiempo, los prestigiosos institutos económicos alemanes sorprendieron a propios y extraños recordándonos que los famosos criterios de Maastricht no eran más que cuantificaciones absurdas de buenas ideas. Hubo políticos a quienes pillaron con el paso cambiado que en un principio se resistieron a reconocer que un 60% del PIB no significaba nada. Por entonces, los institutos ya hablaban de algo parecido a lo que ahora se llama Pacto de Estabilidad.El Pacto, en sí mismo, es una buena idea. Nadie puede estar a priori en contra de la estabilidad macroeconómica. Por otra parte, es una solución razonable al magnífico embrollo político en que ha acabado el tema de la criba de los países. Mirémoslo así: el Pacto facilita una lectura "más política" -aquí todo es política- de los criterios. Además, es coherente con la tradición gradualista que siempre ha imperado en la Unión Europea.

Pero cometemos de nuevo el error de pretender encorsetar una realidad que no controlamos en un texto legal. Justo cuando asistimos a un interesante debate acerca de la imprecisión de nuestros datos económicos, nos ponemos a discutir de porcentajes. ¿Qué sentido tiene que estipulemos que sólo cuando una economía caiga al 2% podrá sobrepasar el 3% PIB de déficit, si no sabemos medir ni lo uno ni lo otro? Dicen los expertos que para hacer una unión monetaria hacen falta dos cosas: voluntad política y acertar con la tasa de canje. Pues bien, según una encuesta reciente, tan sólo un 21% de los alemanes está a favor del euro. Esto puede explicar el comportamiento de algunos políticos alemanes. Ahí hay que encuadrar las valientes actitudes de Kohl y Schmidt. El trasfondo de este debate es enteramente político y espero que al final todo el mundo sea responsable. No quisiera que hiciésemos una mala unión monetaria sólo porque la minoría bávara y su ministro en el Gobierno no hacen pedagogía.-

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