Pon un plástico en tu vida

El plástico que tanto usamos no sólo es feo. Para su producción necesitamos petróleo, que tenemos que importar y pagar. Su fabricación, además, consume gran cantidad de energía y agua, y su posterior reutilización o reciclado es irrentable, generando, cuando acaba en el cubo de basura, un residuo que la naturaleza no puede biodegradar o, si no, venenosas dioxinas al ser quemado en una incineradora.Sin embargo, pese a tan evidentes desventajas, su consumo crece. El ciudadano medio no se preocupa del precio que está pagando por el plástico que consume porque cree que se lo dan gratis, aunque la realidad es que lo está pagando, y bien. Cada bolsa de plástico que usted cree gratis tiene impreso un costo de 5-10 pesetas, y en cualquier envase o producto sobreempaquetado usted paga un plus de entre 15 y 200 pesetas, que acabarán en su. basura, obligándole a la ridícula tarea de sacar cada día más y más basura, en aumento de forma innecesaria.

Hay infinidad de materiales que harían la función del plástico en mejores condiciones de salud y ahorro (como los envases de cristal retornables para bebidas), de belleza y durabilidad (como la madera para muebles y juguetes) o de robustez y calidad (como los metales para infinidad de utensilios domésticos). Tanto el cristal como la madera y los metales no sólo son reutilizables o reciclables (lo cual implica siempre un ahorro de agua y energía), sino que ofrecen mejores garantías de durabilidad, salubridad y belleza.

Son, además, recursos autóctonos, con lo que el Estado español ahorraría divisas que activarían la creación de empleo local para nuestras ciudades y pueblos, a través del aprovechamiento de nuestros bosques o del reciclaje de todos nuestros desechos (para ello es necesario evitar la actual importación de materias primas recicladas y eliminar o reducir aquellas materias no reciclables en la práctica, como los plásticos).

Aunque es cierto que en diversos casos dichos materiales son necesarios, dadas sus preocupantes desventajas sociales, es urgente reducir su producción, especialmente en aquellos artículos de un solo uso, tan masificado hoy-