Pulmonía o recaída
El pasado 5 de noviembre, el presidente ruso, Borís Yeltsin, sufrió una importante operación de siete horas de duración durante la cual se le implantaron cinco injertos en el corazón para garantizar su riego sanguíneo, evitando así las zonas obstruidas de las arterias coronarias.Transcurridos dos meses durante los cuales parece haberse recuperado normalmente, el anuncio de que el resfriado que sufría puede haber derivado en una neumonía (o pulmonía), todavía sin confirmar su diagnóstico, puede indicar también la reproducción de los problemas cardiacos.
Si se trata verdaderamente de pulmonía (una infección pulmonar por bacterias), puede remitir en unos pocos días con el adecuado tratamiento con antibióticos, aunque la pulmonía es una enfermedad que puede ser grave (tiene una mortalidad de alrededor del 5%). Sin embargo, los síntomas pueden ser también de congestión pulmonar por insuficiencia cardiaca, como consecuencia de que su ventrículo izquierdo estaba deteriorado antes de la intervención por los infartos que había sufrido previamente, señala el cirujano cardiaco Juan José Rufilanchas.
Yeltsin sufrió varios infartos antes de la intervención quirúrgica del pasado noviembre, y cada infarto produce una cicatriz irrecuperable en el músculo cardiaco. La aparición de congestión pulmonar indicaría que la operación no solucionó del todo los problemas cardiacos de Yeltsin.
En este caso, el presidente ruso podría no empeorar más pero necesitaría un tratamiento continuado y seguir un régimen estricto.
El corazón se riega por tres arterias coronarias que recorren la superficie del músculo cardiaco. Está estadísticamente demostrado que su obstrucción aumenta con algunos hábitos, como fumar, y también por un nivel elevado de colesterol en sangre, así como por la hipertensión, la obesidad y la diabetes. Cuando se obstruye una arteria se produce el infarto.
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