_
_
_
_

Joaquín Sabina recorre España con un espectáculo acústico para teatro

Interpreta las canciones que no toca habitualmente

Diego A. Manrique

Hasta mayo de 1997, Joaquín Sabina va a recorrer España y varios países americanos con En paños menores, un espectáculo acústico para teatro que pretende dar cancha a canciones que no toca habitualmente. "Es una fantasía de borrachos hecha realidad: muchas noches, tras haber actuado en un polideportivo, Pancho Varona y yo terminamos en el hotel intentando ligar con unas chicas y sacamos las guitarras para hacer canciones, las que funcionan en las distancias cortas".

Una propuesta arriesgada, "tocamos más caras B que grandes éxitos. Yo recupero canciones que tenía olvidadas y también pretendo recuperar a los míos, aquella gente que me iba a ver hace 15 años, pero que no le apetece nada el oírme en una plaza de toros". Lo que más irrita a Joaquín es que En paños menores se interprete como una concesión a la moda del unplugged, "eso es mala fe e ignorancia de mi evolución". Le Indigna que le busquen estrategias de mercadotecnia, "la realidad es que mi discográfica no se ha sentido muy feliz de que haga un repertorio tan distinto de Yo, mi, me, conmigo, el disco que tengo en las tiendas".También sufre espasmos de mala conciencia al verse obligado a licenciar a la mitad de su banda: ahora actúa en compañía de Pancho, Olga Román y Antonio García de Diego, "nos llamamos Sabina, Viuda e Hijos. En parte, es un resultado de la pasada gira con Los Rodríguez. Cada concierto, Andrés Calamaro cambiaba Princesa y unas veces era para mejor y otras para peor. Pero amo ese riesgo, no creo que ninguna canción sea sagrad".

Sabina cuenta en esas actuaciones con la complicidad del público. "Tocamos sentados y no se trata de dar marcha y que enciendan los mecheros. Necesitamos esa tolerancia ya que estamos reaprendiendo las canciones y no hay nada mecanizado". También se trata de huir de la rutina y llegar a un nuevo pacto con sus seguidores: "Cuando actúas en locales grandes, entras en un ritual tan programado que, iuh!, no me veo muy diferente de José Luis Perales. Sin embargo, voy a México y me consideran tan raro como Tom Waits".

En México, Sabina tiene una cita pendiente con un admirador: el Subcomandante Marcos. "Quiero tocar en San Cristóbal de las Casas, donde construyeron un teatro que ni en Venecia.Lo ideal sería actuar en ciudades donde ya han visto mi show eléctrico, pero también desearía llegar a zonas donde no pueden pagar el montaje grande. El haber triunfado en el Distrito Federal no significa mucho: Y dieron las diez es un tema que tocan todos los mariachis, pero no saben que soy el autor".

Menos apetecible es adentrarse en Estados Unidos: "La idea de pasarme una temporada en Nueva York haciendo música me tienta, pero no lo de presentarme en un teatro por el gusto de ver mi nombre en luces en Broadway".

Mientras espera hallar esa ciudad ideal "que combine lo mejor de Buenos Aires, La Habana y México", Sabina se contenta con aprovechar las oportunidades que le da En paños menores: "Yo no soy uno de esos cantantes hormigas, que trabajan en verano para descansar en invierno. Para mí, como fuera de casa no se está en ningún sitio".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_