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La burbuja 'made in USA' sigue creciendo

Los estadounidenses empujan la economía confiados en una etapa duradera de crecimiento sin inflación

El viernes 29 y el sábado 30 de noviembre los norteamericanos cargaron sobre sus agobiadas tarjetas de crédito 2.300 millones de dólares (290.000 millones de pesetas). Las compras del viernes negro la jornada posterior al Día de Acción de Gracias, llamada así porque es la gran ocasión de los comerciantes para salir de los números rojos- fueron entre un 10% y un 20% superiores a las del año pasado.El potente disparo de salida de la campaña navideña de ventas coincidió con nuevas marcas en el índice Dow Jones (el de los principales valores de la Bolsa de Wall Street), que el 25 de noviembre conoció su récord absoluto, 6.547,79 puntos. Los consumidores y los mercados financieros respiran confianza y optimismo en EE UU. La economía crece sin inflación y la mayoría de las previsiones sugieren que las cosas seguirán así durante un plazo de tiempo relativamente largo.

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A la bancarrota por las tarjetas

La situación se refleja en este titular de primera página de The Washington Post: "EE UU navega por mares de tranquilidad económica". Así lo notaban, a pesar de las apreturas, los compradores que el viernes negro inundaron el Mall de América, el mayor centro comercial de EE UU, en Bloomington, Minnesota. Acudieron 200.000 personas, 35.000 más que el mismo día del año pasado.

Y el consumo no se dirige precisamente hacia los bienes de primera necesidad. Según los datos del Consejo de Centros Comerciales, ha habido un 16,6% de incremento en las ventas de joyería, un 14,2% en calzado y un 13,9% en juguetes.

Los datos económicos indican que EE UU disfruta de la cuadratura del círculo, crecimiento sin inflación. Tras el espectacular aumento del 4,7% del PIB (producto interior bruto) en el segundo trimestre, el incremento del 2,2% en el tercero ha tenido un efecto balsámico, al difuminar la amenaza de una subida de los tipos de interés. La Reserva Federal (banco central) no ha tenido que actuar.

El descenso del consumo durante el verano se está superando con brillantez en la temporada navideña. El índice de desempleo sigue bajo, aunque no inferior al 5,4%, y el poder adquisitivo ha aumentado. También ha subido un 12% -una decisión oportunamente firmada por Bill Clinton en plena campaña electoral- el salario mínimo de 10 millones de trabajadores. El déficit presupuestario se ha reducido a niveles de hace 15 años.

Y las noticias de Wall Street, que ha crecido un 28% este año, después del 33% de 1995, contagian el optimismo. Es cierto que las ganancias de los dos últimos años (2,3 billones de dólares, unos 300 billones de pesetas) han ido a parar a los bolsillos más acomodados, pero cada vez son más los norteamericanos que colocan su dinero en fondos de inversión o de pensiones y que se benefician de la efervescencia de los mercados.

¿Hasta cuándo durará la bonanza? Los pesmistas, sin llegar a hablar de recesión o depresión recuerdan el excesivo peso de la deuda de los consumidores y la posibilidad de que nuevos recalentamientos de la producción lleven a subidas en los tipos de interés que hagan estallar como burbujas las alegrías de los mercados financieros. Pero la mayoría de los expertos cree que se puede desafiar el enfoque tradicional de los ciclos y hablar de años de estabilidad en el crecimiento, debido a las condiciones específicas de este periodo.

El impacto de las nuevas tecnologías, la liberalización de sectores dinámicos como las telecomunicaciones y el incremento del comercio internacional juegan a favor de la economía norteamericana, más compleja y menos dependiente de factores aislados que en el pasado.

Un análisis del Buró Nacional de Investigación Económica, una institución que se dedica a estudiar las recesiones, es significativo: "El Comité del Ciclo Económico se reunió por última vez en 1992 [ ... ] A la vista del crecimiento ininterrumpido de la economía desde aquel encuentro, no se ha vuelto a reunir; no se reunirá hasta después de que la economía haya alcanzado su máximo de actividad y comience una nueva recesión. En el momento de escribir este informe no hay señales de amenaza".

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