La UE rechaza introducir con rapidez el "chi" antiviolencia
Los ministros sólo comparten "la voluntad" de la Eurocámara .
El Consejo de ministros europeos de Cultura no ocultó ayer sus diferencias con la Eurocámara a propósito de la directiva Televisión sin Fronteras, cuya reforma aprobaron los parlamentarios en el pasado mes de noviembre. Las distancias son grandes en dos de los temas más emblemáticos: el chip antiviolencia, que los ministros apoyan, aunque consideran imposible introducirlo en el plazo previsto por la Eurocámara -dos años-; y las retransmisiones de las competiciones deportivas de masas.
Sobre la primera cuestión, los Quince coinciden con la voluntad del Parlamento, que en noviembre pasado dio su visto bueno definitivo a la petición de introducir un mecanismo electrónico capaz de filtrar y advertir de la emisión de programas violentos por televisión. El gran problema es el coste de ese sistema y, sobre todo, la imposibilidad de cumplir con los plazos acordados por los eurodiputados.Para los ministros de Cultura de los Quince, es imposible implantar ese sistema en dos años. Prácticamente se ha consumido uno (desde febrero hasta noviembre de 1996) sólo en el debate y aprobación parlamentarios de la reforma que obligaría a introducir el chip antiviolencia en los televisores europeos, cuyo funcionamiento exigiría que cada emisión llevara un código capaz de ser leído por el chip del televisor, accesible sólo a los padres, para que éstos pudieran decidir si lo interrumpen o no.
[La mayoría de las cadenas televisivas han acogido con frialdad las iniciativas para introducir tal dispositivo en, los receptores].
Transmisiones deportivas
Los ministros de Cultura, por otra parte, obviaron el debate sobre la cuestión de las retransmisiones deportivas, por entender que es un tema que afecta a la política de la competencia y no a la cultural.
El Parlamento Europeo quiere garantizar que los grandes eventos deportivos (Juegos Olímpicos, Copa del Mundo de fútbol y Liga de Campeones) sean retransmitidos por cadenas en abierto, accesibles a todo el público, y nunca en exclusiva a través de canales de pago o de televisión a la carta.
A juicio de los ministros de Cultura, la iniciativa del Parlamento europeo es loable; pero una decisión de ese cariz corresponde a los ministros y al comisario que velan por la transparencia y la libre competencia en una economía de mercado.
Los ministros, constatadas esas discrepancias, acordaron, como ya estaba previsto, iniciar un proceso de conciliación con el. Parlamento, que empezará a discutirse en enero. El proceso de conciliación es uno de los mecanismos legislativos previstos en el Tratado de la Unión Europea para forzar una última negociación entre el Europarlamento y las demás instituciones en caso de desacuerdo en una norma.
Los ministros no debatieron ayer en profundidad la cuestión. y se limitaron a tomar, nota de las propuestas de modificación aprobadas en noviembre por el Parlamento Europeo y a constatar que apenas en un puñado de esas propuestas se daba el apoyo mayoritario de los Quince.
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