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Brasil, en el papel de locomotora regional

Cardoso busca con un plan reformista colocar el país en el Primer Mundo

Juan Jesús Aznárez

ENVIADO ESPECIALLas cifras brasileñas son aún mayúsculas: las buenas y las malas. Más antiguas, estas últimas varían poco. Un recorrido por los arrabales mulatos de Fortaleza, acompañando a una patrulla policial, es suficiente para comprobar la permanencia de la miseria. Pero se atisba un futuro. Brasil tiene mineral de hierro para cinco siglos, una tremenda riqueza forestal e hidrológica y sólo con la privatización de sus telecomunicaciones, uno de los países con más injusta distribución de la riqueza, la octava economía mundial podrá ingresar 100.000 millones de dólares en cinco años. Brasil, Belindia, en cuyo empobrecido noreste se reúnen hoy los presidentes de Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile y Bolivia para avanzar en el desarrollo de Mercosur, procura salir de la India y entrar en Bélgica de la mano del presidente Fernando Henrique Cardoso, cuya prioridad ahora es reformar la Constitución para optar a un segundo mandato en 1998.

Brasil, con 60.000 millones de dólares en reservas y una deuda pública total interna y externa próxima a los 250.000 millones de dólares, se ha constituido en locomotora de Mercosur, y si tropieza probablemente. arrastre a otros. El intelectual y político socialdemócrata, coligado en el Ejecutivo con un partido conservador, coalición que frenó en las elecciones de 1994 las aspiraciones del sindicalista Lula da Silva, sostiene que los cambios estructurales imprescindibles para la modernización y la consolidación del plan real son tantos que cuatro años no bastan para ejecutarlos. El plan fue establecido hace 30 meses, y fijó la paridad entre el real y el dólar y estabilizó la economía al detener la inflación. Cumplidos más de dos años sin los escándalos de sus, antecesores y sin las traumáticas alzas de los precios de entonces, hasta un 30% y un 40% mensual contra el 10% anual de ahora, Cardoso tardó en aplicar las medidas sociales y económicas prometidas en campaña.

La necesidad de alianzas parlamentarias e inevitables cesiones, la complejidad del federalismo brasileño y las discrepancias con sus socios políticos frenan la modernización y aconsejan prudencia.

Las últimas encuestas son favorables al presidente: entre un 40% y un 60% de los consultados estima que su Gobierno es satisfactorio. Esta popularidad le animó a tratar de sumar los apoyos necesarios para incorporar la cláusula de la reelección en la Constitución. El ex presidente Itamar, Franco ha advertido contra la búsqueda de este segundo periodo: "Es un atentado contra la democracia y puede causar una grave crisis". Rechaza el tremendismo el presidente del Banco Central Gustavo Loyola. "No habrá caos", y la posibilidad de repetir función beneficiaría a la economía, "porque los próximos años quedarían marcados por la imagen de la continuidad". Da Silva, lo ve así: "Es un chantaje de promover la creencia de que la confianza inversora depende de la reelección".

Roberto Campos, economista y diplomático, con cargos en anteriores gobiernos, sostiene que hay cuestiones políticas más importantes. "El poder legislativo funciona con pesadez y lentitud. El Congreso es más de resistencia que de avance".

La economía determina el nuevo rumbo de una nación con un producto interior bruto de 700.000 millones de dálares, el 70% del PIB de todo Mercosur. Las maniobras de Cardoso tratan. de abrir espacio al proceso privatizador de las empresas del Estado, entre ellas la gigantesca minera Compañía Valle do Río Doce, presupuestada en 10.000 millones de dólares, y cerrar el déficit fiscal. Sólo en ayuda a los bancos en dificultades, las arcas del Estado han . desembolsado 14.000 millones de dólares. Hasta ahora han sido privatizadas cerca de cincuenta empresas.

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