Obra de réconciliación
"NOSOTROS, EL pueblo de Suráfrica, reconocemos las injusticias de nuestro pasado", reza el preámbulo de la nueva Constitución, que pretende enterrar para siempre el apartheid y que el presidente Mandela acaba de firmar. En la construcción de su futuro, Suráfrica se dota de una Carta Magna compleja, pero probablemente de las más completas y avanzadas en términos de protección, de los derechos básicos.Vivo el recuerdo de las pesadillas de la segregación y la represión nueva Constitución desgrana en detalle toda una serie de derechos a favor de la igualdad, empezando por la no discriminación por razones de raza, pero también por "embarazo" o por "orientación sexual", además de suprimir la pena de muerte y prohibir -pues había que recordarlo- la esclavitud o la servidumbre. El texto proclama el acceso de los ciudadanos a "cualquier información que tenga el Estado", y afirma que "ningún miembro de ningún servicio de seguridad debe obedecer una orden manifiestamente ilegal".
Crea también la figura del Protector Público, equivalente a nuestro Defensor del Pueblo, y comisiones, integradas por independientes, de Derechos Humanos, de Igualdad de Géneros y de Protección de los Derechos de las Comunidades Culturales, Religiosas o Lingüísticas. No obstante, estos últimos derechos se garantizan más sobre. una base individual que colectiva, en un país harto complejo que reconoce 11 lenguas oficiales y otra quincena en uso. El texto constitucional recoge además el liderazgo y los usos tradicionales, es decir, fundamentalmente tribales.
La República de Suráfrica se dota de un régimen político en el que predomina la figura del presidente elegido por la Asamblea Nacional, con unos ministros responsables colectiva e individualmente ante esa Cámara. Pero, en su estructura territorial, Suráfrica ha optado por un sistema más autonómico que federal para hacer frente a uno de sus principales problemas, dada su diversidad. El poder central será el que supervise a las nueve provincias, que gozan de amplias competencias y cuentan con una especie de Senado. Las provincias, a su vez, se asientan sobre un poder municipal que se regula a tres niveles y en detalle. Pero será, fundamentalmente, el poder nacional el que ejerza la, capacidad tributaría en sus aspectos esenciales.
Si el grado de detallé y la extensión -unas 150 páginas- de la Constitución no son habituales, el método de amplias consultas abiertas a todos los sectores de la sociedad surafricana para las sucesivas redacciones de este texto merece consideración. Ésta es una obra de reconciliación racíal, territorial y política.
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