Salida salomónica entre rigidez y flexibilidad
¿Es un milagro la solución acordada para el Pacto de Estabilidad? Casi. Una "circunstancia excepcional" será un acontecimiento inhabitual que escape al control del Estado", con "impacto determinante" en sus finanzas públicas. O bien que resulte de una "recesión económica importante". En esta definición no hay números, sino hechos. Para el español Rodrigo Rato eso consagraría la crisis petrolera de los setenta como una escapatoria: "el sistema es flexible", dijo. Pero también "muy riguroso". Lo es porque la Comisión considerará "por norma general" en su informe preceptivo que una recesión "no es excepcional" salvo si la caída anual del PIB es del 2%.
Dicho de otra forma, una recesión del 2% eximirá de sanciones. Pero si la recesión es menos grave que el 2%, el Consejo tomará en cuenta, para decidir si es excepcional o no, otras consideraciones, sobre todo su "brusquedad" o Ias pérdidas de producción acumuladas" en relación con las "anteriores tendencias".
Entre el crecimiento cero y la recesión del 2%, hay una zona gris, que se resuelve de forma alambicada: en una próxima resolución del Consejo Europeo, los Quince se comprometerán a "no invocar" la excepcionalidad no cuantificada salvo que su recesión sea severa. "Como regla general" el punto de referencia para hacerlo será una recesión del 0,75%. Esa cifra encarnó la batalla final. Waigel defendía más dureza (el 1%) y el francés Jean Arthuis pedía menos (el 0,5%). Kohl arregló el litigio y mandó a su ministro ceder. Ya había ganado bastante.
En resumen: si la caída de la economía supera el 2%, el país ultradeficitarlo se salva de las sanciones; si se cifra entre el cero y el menos 0,75%, como regla general no tendrá escapatoria, salvo en casos particulares; y una recesión entre menos 0,75% y menos 2%, tiene bastantes posibilidades de convertirse en un eximente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.