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El 90% de los abusos sexuales a menores se producen en capas sociales medias o altas

Informe de la unidad del hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, pionera en España

Relacionar abusos sexuales a menores con marginación es sólo un tópico. Solamente el 10% de los casos que llegan a la unidad de Abusos Sexuales del hospital infantil Sant Joan de Déu de Barcelona, pionera de este tipo en España, se producen en un entorno social marginal, según explica el responsable de la unidad, Jordi Pou. "Este tipo de maltrato infantil se ha dado y se da en cualquier capa de la sociedad; lo que ocurre es que en nuestro país ha ido cambiando la concepción moral del problema y es ahora cuando empiezan a aflorar los casos", indica Jordi Pou.

Sant Joan de Déu es el hospital infantil de referencia para la mitad de la población de la ciudad de Barcelona y toda la comarca del Baix Llobregat, por lo que atiende en sus servicios a niños de todas las extracciones sociales.La unidad de Abusos Sexuales, pionera en España, ha atendido en sus casi dos años de funcionamiento a 73 niñas y 20 niños de edades comprendidas entre los dos meses y los 14 años. En la mayoría de los casos (33%) el abusador fue el padre de la víctima, un pariente cercano (19%) o un vecino (11%), según explica Pou, que expuso estos datos en el II Simposio Internacional sobre Estrés y Violencia en la Infancia y Juventud, celebrado en Barcelona del 3 al 6 de diciembre.

El análisis de las exploraciones realizadas demuestra que en la mayoría de las ocasiones (39%) son las madres las que acuden con sus hijas al centro ante la sospecha de que han sido sometidas a abusos y que sólo cuatro revisiones de las 93 efectuadas se realizaron por denuncia de la propia víctima."

"Lo importante", asegura Pou, "es que la sociedad se conciencie de la necesidad de denunciar cualquier situación en la que se sospeche la existencia de abusos sexuales. Por eso tienen un papel relevante los educadores, pues ellos tienen elementos que les pueden inducir sospecha, por ejemplo, una conducta anormal, agresiva o retraída del niño".

Acusaciones falsas

En el 51% de los casos en que se realizó una exploración, el abuso sexual fue considerado muy probable y sólo en el 20% de los casos los especialistas tuvieron la seguridad de que el niño o niña había sido víctima de malos tratos sexuales. Estos porcentajes demuestran la dificultad que entraña la atención a estos niños. únicamente en el 5,43% de los casos se comprobó que la acusación era falsa.El equipo de la unidad hospitalaria, integrado por pediatras, ginecólogos, psicólogos y asistentes sociales, procura que la atención a los pequeños maltratados sea lo menos traumática posible. "Esta experiencia marca a los pequeños. Hasta tal punto que, por ser niños víctimas de abusos, tienen muchas posibilidades de convertirse en el futuro en adultos abusadores, porque apreden a ver el abuso sexual como una conducta tolerable", explica Pou.

El simposio sobre Estrés y Violencia Infantil y Juvenil ha tenido como objetivo estudiar las causas que generan estados de ansiedad y situaciones de violencia entre los niños desde el momento de su concepción, y determinar las medidas de prevención que organismos internacionales, administraciones y la sociedad en general deben tomar para evitar que se produzcan malos tratos en la población infantil y juvenil.

La violencia no es una maldad intrínseca de la naturaleza humana, sino que se aprende. Y por tanto, puede ser también objeto de prevención. Éste es el mensaje que defendió en el simposio el psiquiatra Luis Rojas Marcos, responsable de los servicios de salud mental de la ciudad de Nueva York.

Según él, los profesionales de la salud deben definir los comportamientos violentos, determinar sus causas e identificar los grupos sociales de riesgo, para luego diseñar las políticas preventivas adecuadas. Rojas Marcos considera que las medidas preventivas más eficaces son las que se dirigen a niños de entre 10 y 12 años. Ésa es una edad especialmente sensible a los mensajes y permeable a las influencias; por eso, el mejor antídoto contra los mensajes violentos que los niños reciben de la televisión y otros medios es fomentar las tendencias altruistas naturales.

Rojas Marcos insistió en la necesidad de que los padres controlen los contenidos y el tiempo que ven sus hijos la televisión, ya que este tiempo de pasividad resta oportunidades al niño de desarrollar conductas de mayor sociabilidad.

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