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La nueva OTAN nacerá en julio en Madrid

Xavier Vidal-Folch

La nueva OTAN, con una estructura militar reducida y flexible y una Identidad Europea de Defensa (IDE), nacerá el 8 y 9 de julio próximos en una cumbre de jefes de Estado que se celebrará en Madrid. Así lo decidieron ayer los 16 ministros de Exteriores de la Alianza. La reforma de la OTAN se ha atrasado seis meses, por el litigio entre París y Washington, pero tiene ya una fecha tope. La misma en que se iniciará su ampliación hacia el Este. Para tranquilizar a Rusia, los Dieciséis se comprometieron a no desplegar armas nucleares en territorio de sus nuevos socios.

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Los Estados miembros encargaron al secretario general, Javier Solana, que inicie las negociaciones para ofrecer a Rusia una Carta bilateral. En la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de Madrid confluirán tres procesos: la reforma interna de la Alianza, el inicio de su ampliación y se espera un acuerdo de alto calado con Moscú. Con razón dijo el español Abel Matutes, satisfecho por la elección de Madrid, que será una "cita histórica".Será la cuarta cumbre de la postguerra fría. La primera (Londres, 1990) digirió la caída de la URSS y propuso crear un Consejo de Cooperación del Atlántico Norte con el Este. La segunda (Roma, 1991) alumbró la nueva estrategia, un concepto más flexible de la Defensa ante la defunción del enemigo histórico. En Bruselas (1994), Bill Clinton recompuso el vínculo atlántico, alentó a los europeos a construir una IDE, y se inició el proceso de reforma interna. Madrid debe culminar todo eso, dando "forma a la OTAN del siglo XXI", como dijo Solana.

Integración plena

El lanzamiento de la nueva estructura militar reformada será la ocasión para la integración plena de España. Y de Francia. Pero este capítulo sigue bloqueado por el litigio entre París y Washington. Francia pretende que el mando sur de la Alianza, con sede en Nápoles, dependa de un europeo. EE UU se niega, alegando que ahí está la VI Flota y no piensa cederlo.No hubo acuerdo tampoco ayer -ni se esperaba-, en este asunto, que ha retrasado seis meses el surgimiento de la nueva OTAN. Pero planeó el desacuerdo, más ante la prensa que dentro de la reunión. "Hay que incrementar el peso europeo en la estructura de mando, pero Nápoles no es el buen lugar para empezar", dijo el portavoz del secretario de Estado Warren Christopher. "En una Alianza nueva, europeos y norteamericanos deben compartir el mando de otra forma", replicó el ministro francés, Hervé de Charette, suave en la forma, duro en el contenido.

El malestar se traduce en guerrillas internas. Washington reclamó, fuera de plazo, y obtuvo que la SFOR (la nueva IFOR) dure 18 meses, cuando ya había consenso para un año ampliable. París aplazó ayer la constitución de un Consejo de Asociación Atlántico propuesto por Washington, para reforzar las relaciones con los socios de la Asociación por la Paz y del Consejo de Cooperación que se queden descolgados de la ampliación.

Sobre ésta se avanzó mucho más. Se fijó 1999 -el 50º aniversario de la organización- como fecha para culminaría y se estableció que se hará por fases, la primera de las cuales acogerá a pocos candidatos: "uno o varios". Al mismo tiempo, los Dieciséis acordaron que la cumbre de julio sea el pistoletazo de salida para negociar su ingreso, un aviso para navegantes rusos de que la Alianza tiene la firme voluntad de ampliarse y no tolerará un veto procedente de Moscú.

Una Carta para Moscú

Pero, uno de cal y dos de arena. El primer guiño a Rusia es la total garantía de su seguridad y de que la OTAN no utilizará contra ella a sus antiguos socios del Pacto de Varsovia. "Los países de la OTAN no tienen ninguna intención, ningún proyecto ni ningún motivo para desplegar armas nucleares sobre el territorio de los nuevos miembros", reza, solemne, el comunicado final de la reunión. El otro es la oferta en firme de una Carta -"un documento muy concreto", precisó De Charette- en que basar una relación privilegiada OTAN-Moscú con un mecanismo de consulta permanente y oficiales de enlace. Es una idea europea, relanzada hace tres meses por EE UU, y ahora, finalmente, plasmada sobre papel. Una propuesta cuya primera negociación se encomendó a Solana. Se le reafirmaba así, ante la negativa formulada hace unas semanas en Viena por el ministro ruso Evgeni Primakov a negociar con el secretario general en vez de hacerlo con los grandes países.Anoche Solana puso el primer hilo en la aguja, en una reunión con el propio Primakov. Este aseguró su disposición a negociar la Carta, a la espera de su contenido, según fuentes de la Alianza. Fuentes estadounidenses eran menos optimistas. Hoy empezará a verse lo que da de sí esta propuesta en la reunión de los Dieciséis con el ministro ruso.

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