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México da a sus 'espaldas mojadas' la doble nacionalidad y el voto

Los más de seis millones de mexicanos residentes al norte del río Grande, el principal componente de una comunidad hispana cuyo peso demográfico e importancia cultural y política crecen a gran velocidad en Estados Unidos, han acogido con satisfacción las recientes reformas constitucionales en su país de origen, que les permiten en la práctica beneficiarse de la doble ciudadanía y ejercer el voto en México.

Esas reformas demuestran que el Gobierno mexicano ha terminado por comprender las ventajas de no obligar a los emigrados a EE UU -los llamados espaldas mojadas- a tener que romper los lazos con su pasado para integrarse en la sociedad norteamericana. El cambio en la actitud oficial mexicana supone la ruptura de una tradición que venía a considerar a los emigrantes como una especie de traidores. Una reciente enmienda a la Constitución impulsada por el Gobierno del presidente Ernesto Zedillo va a hacer posible que los mexicanos de Estados Unidos -unos 6,3 millones de personas entre legales e ilegales- adopten la ciudadanía norteamericana sin perder su derechos al voto, a la propiedad de tierras y a hacer negocios al sur del río Grande. El Senado mexicano ha aprobado el pasado jueves por unanimidad la enmienda que permite adoptar la nacionalidad estadounidense sin perder la mexicana.Las hostilidad respecto a la inmigración hispana demostrada en los últimos tiempos por la mayoría republicana en el Congreso -con anulaciones o recortes de las prestaciones sociales a los inmigrantes, campañas a favor de la imposición del inglés como única lengua y retórica sobre la necesidad de construir un muro en el sur del país- han llevado a un gran número de hispanos, entre ellos unos 700.000 mexicanos, a solicitar la nacionalidad norteamericana. El pasado 5 de noviembre, muchos de ellos ejercieron por primera vez el derecho de voto, y se sumaron a la mayoría que dio la victoria al demócrata Bill Clinton.

La otra reforma constitucional en México que satisface las demandas de los emigrantes es la adoptada el pasado septiembre, según la cual no es necesario que los ciudadanos de ese país se trasladen a sus lugares de origen para inscribirse en las elecciones y ejercer el derecho al voto. Cuando se concreten los aspectos técnicos de esa reforma, los mexicanos residentes en EE UU podrán votar en los consulados de su país. Las organizaciones mexicanas esperan que eso sea una realidad en los comicios presidenciales del año 2000.

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