_
_
_
_
_
COLAPSO EN EL TRÁFICO AÉREO

Caos en el transporte aéreo por el cierre de Barajas

La rotura de un cable de alta tensión causo la suspensión de todos los vuelos hacia y desde Madrid

Jan Martínez Ahrens

El aeropuerto de Barajas (Madrid) cerró desde las 17.45 hasta las 23.00 de ayer sus pistas y suspendió todos sus vuelos a causa de una avería en el suministro eléctrico que inutilizó las balizas. El cierre fue decidido tras una jornada crítica que se inició a las 11.41, cuando una máquina que practicaba un sondeo cerca del aeropuerto provocó un cortocircuito en una conducción eléctrica. El corte de energía dejó en precario los sistemas de control, desató un espectacular desbarajuste en el aeródromo y desesperó a miles de viajeros. Finalmente, al caer el sol, ante la pérdida de visibilidad y la imposibilidad de reactivar las señales luminosas de las pistas, se optó por cerrar Barajas. En las 11 horas que duró la crisis -desde el inicio de la avería hasta la reapertura parcial-, un total de 299 vuelos fueron suspendidos o desviados y otros 80 sufrieron retrasos.

Más información
Un sondeo "no autorizado" causó el desastre

La pista principal de Barajas fue reabierta sobre las 23.00. Dos horas antes, los bomberos habían conseguido apagar el incendio que desde la mañana se había desatado en la galería de suministro eléctrico y que había provocado el corte de energía. Sofocado el fuego, los técnicos se adentraron en el pasaje y restablecieron la conexión entre la central eléctrica y el aeropuerto, de forma que al menos las balizas de una pista funcionasen.El primer avión en aterrizar tras el cierre fue un Boeing 757 procedente de Bruselas. Tocó pista a las 23.05. "Aún seguimos en precario, pero mañana [hoy] confiamos conseguir un suministro completo y que por la noche las balizas de la segunda pista vuelvan a funcionar. De todos modos, durante el día, nada más aparezca el sol, la abriremos, ya que los pilotos tendrán visibilidad", afirmó el director del aeropuerto, José Sedano. "Lo de hoy ha sido una emergencia", añadió.

Por la mañana, nada más cortarse el suministro, el aeropuerto había intentado conseguir energía del pueblo de Barajas y de una subestación situada cerca de las pistas. La tentativa, sin embargo, no palió los problemas. Aunque los sistemas más sensibles, dotados de unidades de suministro ininterrumpido, mantuvieron su operatividad, la avería dejó fuera de juego la señalización de las pistas y las ayudas de aproximación.

El que el accidente ocurriese de día evitó que la retirada de estos servicios -especialmente las balizas- causase males mayores, ya que los pilotos aprovechaban la luz del sol para sus operaciones. La situación, con todo, llegó en algunos momentos a ser desesperante para técnicos y pasajeros.

Estamos en una emergencia. Sólo nos quedan 20 minutos de suministro eléctrico y en cualquier momento nos quedamos sin energía", comunicaba a las 13.45 a EL PAÍS un operario de la torre de control. A esa hora tampoco se vislumbraba una rápida solución en el centro de coordinación del aeropuerto: "Si no traen recargas eléctricas, no podemos funcionar con autonomía", confesaban.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Desorden interior

Entretanto, en el interior del aeropuerto la falta de electricidad había inutilizado la megafonía, los ordenadores, los relojes, los sistemas de comunicación interna entre compañías, las puertas de embarque, la facturación electrónica -los billetes se cumplimentaban a mano-, las cintas transportadoras, las escaleras y hasta los ascensores. Se trataba, a juicio de los técnicos, de elementos "no esenciales" para el funcionamiento del aeródromo y por ello se, les había retirado la electricidad.La respuesta de los viajeros ante el caos causado por la medida no se hizo esperar y desde mediodía empezaron a agolparse en los mostradores de Barajas para preguntar lo que ocurría. A la mayoría se les comunicaban retrasos, y al resto, cancelaciones de vuelos. "Si la cifra de entradas y salidas es de 50 por hora, ahora estamos en 30", señaló a las 14.00 un miembro del equipo de coordinación. Una afirmación bien distinta a la del portavoz del aeropuerto, Antonio Torrejón Barajas, quien a la misma hora decía: "El tráfico aéreo no ha sufrido ningún inconveniente y las terminales permanecen ajenas al incidente, con el movimiento normal de pasajeros".Sobre las 16.00, los técnicos del aeropuerto, aunque habían conseguido restablecer parcialmente el suministro en la mayoría de las instalaciones, no habían conseguido energía para las balizas de las pistas. Esto obligó a comunicar que, nada más cayese el sol y se perdiese la visibilidad, se cerraría el aeropuerto.

Así advertidas, las compañías aéreas ya anunciaban, una detrás de otra, la suspensión de los vuelos. La línea Spanair, por ejemplo, canceló todos sus trayectos de la tarde -29 de salida y 29 de llegada- Air Europa, por su parte, había suspendido 11 vuelos nacionales. Sólo en los mostradores de información de Iberia y de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), donde se arremolinaban los viajeros y sus reclamaciones, se negaba el problema. En AENA, por ejemplo, sólo se comunicaba un escueto: "Estamos ante una disminución de la capacidad del aeropuerto por un problema del suministro eléctrico".

Finalmente, a las 17.45, cuando la última luz del sol ya no servía para aterrizar ni despegar, el aeropuerto cerró las pistas. El de ayer es el cuarto cierre por avería que sufre Barajas desde 1978, pero nunca antes el bloqueo había pasado de dos horas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_