Un sondeo "no autorizado" causó el desastre

La vulnerabilidad del aeropuerto de Barajas, un centro que con 20 millones de viajeros al año vive al borde sus posibilidades, quedó ayer al descubierto con una simple perforadora. La máquina, de la empresa Euroconsult, estaba trabajando para Barajas en un estudio de suelo para la ampliación del aeropuerto. Se trata de una tarea que lleva más de seis meses en marcha y que ayer se centró en la zona situada junto a la central eléctrica, a unos 200 metros de la terminal. "Este sondeo, a diferencia de otros, no fue autorizado por mí y por ello no pasó por la división de ingeniería, que les habría indicado que por allí discurría una galería de suministro eléctrico", afirmó el director del aeropuerto de Barajas, José Sedano. Este periódico trató sin éxito de recabar la versión de Euroconsult.

Para la cata se practicó, según Sedano, un agujero de unos 15 centímetros de diámetro. A tres metros de profundidad discurría la galería que comunica la central eléctrica con el aeropuerto. La perforadora alcanzó dos cables de tensión -deunos 15.000 voltios cada uno- Inmediatamente se desató un cortocircuito que degeneró en varias explosiones, que no cesaron hasta que a las 11.55 los operarios del aeropuerto advirtieron el humo que salía de un respiradero. Sólo entonces, ante la posibilidad de un estallido, se cortó el suministro eléctrico. Y en Barajas, donde la simple aparición de la niebla ha llegado a ocasionar retrasos de hasta 10 horas, empezó el desbarajuste.