José Agustín Goytisolo selecciona '21 poetas catalanes para el siglo XXI'
José Agustín Goytisolo ha empleado un año en leer, seleccionar y traducir el último siglo de poesía catalana. De este esfuerzo nace Veintiún poetas catalanes para el siglo XXI (Lumen), una antología con voluntad de permanencia que sin duda sentará cátedra. Dos decenas, y él lo sabe, dejan a muchos fuera. "Que conste que yo no he excluido a nadie. La selección responde, obviamente, a mi gusto personal, pero en el libro propongo, además, otra serie de nombres que integran mi nómina de autores preferidos".
"Hay otros poetas que podrían dar incluso para dos tomos más de la antología", añade Goytisolo. "La editorial ya tiene mi propuesta sobre la mesa". Que se lleguen a materializar depende de la buena acogida que obtenga esta obra, pero Goytisolo es optimista: "Se venderá más que un libro de un solo autor, es la ventaja de hacer una antología. Pero donde tiene que venderse es en el resto de España y Latinoamérica, porque, aparte de algunos intelectuales, el territorio hispanohablante desconoce del todo lo que aquí se hace en el campo de la lírica. En Madrid la voy a presentar yo mismo porque no he podido encontrar a nadie lo bastante entendido para hacerlo". Los 10 primeros seleccionados coinciden con aquellos Poetas catalanes contemporáneos (Seix Barral) que en 1968 le hicieron vender 15.000 ejemplares: Carner, Riba, Foix, Papasseit, Manent, Pere Quart, Rosselló-Porcel, Espriu, Vinyoli y Ferrater. "Ya entonces me reprocharon haber omitido a Guerau de Liost en beneficio de los dos últimos, considerados malditos". A la decena, prodigiosa se añaden ahora Vicent Andrés Estellés (el único valenciano), Blai Ronet, Márius Sampere, Joan Margarit, Marta Pessarrodona, Narcís Comadira, Francesc Parcerisas, Pere Gimferrer, Pere Rovira, Maria-Mercé Marçal y el alevín Álex Susanna.
Traducciones
Veintiún poetas... impone respeto, además del contenido, por el grosor: casi seis centenares de páginas. Son 15 poemas de cada autor con la correspondiente traducción castellana. "Publicar traducción de poesía sin el original al lado me parece una falta de respeto. Además, es una buena manera de asegurar la calidad. ¡Cuántas pésimas traducciones del catalán he tenido que leer! Auténticos desastres". Precisamente para preservar lo genuino de los textos, el autor de la Novísima oda a Barcelona ha optado, cuando habla rima, por la adaptación más que por la preservación de la misma, una de las mayores dificultades con que tropiezan los traductores. "Cada vez menos, claro, porque la rima ha ido cediendo terreno al verso libre y a la experimentación", precisa. "Sobre todo las formas clásicas, porque a ver quién se atreve hoy a publicar un libro de sonetos. Si los mejores ya están escritos, ¿para qué competir con Góngora?"
Babelia
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