El lenguaje matemático de los periódicos
Un periódico sería inconcebible hoy sin cuadros estadísticos, sin porcentajes, sin gráficos, sin encuestas, en definitiva, sin la utilización de los números al servicio de la información. El lenguaje matemático se entremezcla cada vez más con el literario y ocupa un creciente espacio en las páginas de los periódicos. Las matemáticas proporcionan un instrumento de comunicación poderoso, conciso y sin ambigüedades, y es lógico que los periódicos recurran a ellas para hacer más comprensible y creíble la noticia. Pero, como sucede a veces con la palabra, el número puede hacerse también indescifrable en el lenguaje matemático al uso entre los periodistas. Porcentajes, estadísticas y gráficos pueden convertirse en un galimatías que no sólo nada aclare sino que confunda aún más. Fernando Corbalán, profesor de Matemáticas en un centro escolar de Zaragoza, ha planteado este interesante tema al Defensor del Lector. Como lector de periódicos, y en concreto de EL PAÍS, señala los numerosos errores -habituales en los gráficos, muy frecuentes en los porcentajes y nada raros en el mane o de las grandes cantidades y magnitudes- que se producen en los medios de comunicación. En su deseo de que tales errores desaparezcan, este lector llega a proponer, citando al profesor John A. Paulos, autor de El hombre anumérico (Tusquest, Barcelona, 1990), la conveniencia de que los periódicos tuvieran una especie de Ombudsman estadístico que vigilara todo lo referente al manejo de los números en las informaciones.
Partiendo del dato de que apenas un centenar de periódicos en el mundo, de los que sólo dos son españoles, disponen de Defensor del Lector, no es fácil que la sugerencia de este lector tenga demasiadas posibilidades de ser acogida. Pero su preocupación por los errores matemáticos en los periódicos está plenamente justificada. A este lector le costó sudores enterarse de la rebaja real de los márgenes farmacéuticos en el precio de los medicamentos, así como del ahorro que ello supondría para el erario publico, leyendo las informaciones publicadas por EL PAÍS sobre este asunto en octubre pasado. No quedaba claro sobre qué cantidad -precio final u otro- se producía tal rebaja, aunque es probable que, como suele suceder cuando median fuertes y contradictorios intereses, las fuentes originales fueran confusas.
Este mismo lector también precisa que las posibilidades de combinar los nueve fármacos del sida son bastantes más de las 84 señaladas en EL PAÍS del 18 de octubre y que, a su juicio,es incorrecto el gráfico sobre la subida de la gasolina publicado ese mismo día. "Hay la misma medida para periodos muy diferentes de tiempo (un año al principio y luego, en 1996, el que media entre dos subidas)", dice. Otro lector, Alfonso J. Vázquez Vaamonde, cuestiona la corrección del titular Las economías pobres de la UE han crecido siete puntos más que la media en 10 años por comparar valores que entiende no son estadísticamente homogéneos.
Cien igual a cien
¿Cómo evitar los errores y hacer más transparente el lenguaje matemático de los periódicos? El Libro de estilo de EL PAÍS dedica un capítulo entero a los números, pero no va más allá de decir cómo deben escribirse correctamente. ¿Deberían introducirse en futuras ediciones algunas fórmulas sobre el uso correcto de las matemáticas en porcentajes, estadísticas, gráficos, etcétera? Alex Grijelmo, redactor jefe de la edición dominical y miembro destacado del equipo redactor del Libro de estilo, estima que no "porque no hay ningún precepto que caiga en la obviedad de que los porcentajes deben sumar cien, ni de que habrá de reflejarse con qué total se relaciona un porcentaje. Los errores que denuncia nuestro lector tendrían más que ver -caso de ser como él los describe, que yo no lo sé- con el principio de informar con rigor y con la obligación de transmitir noticias comprobadas, así como la necesidad de escribir con claridad".En cuanto a la otra cuestión, afirma Grijelmo: "Efectivamente, las 84 posibilidades de combinar los nueve fármacos del sida se quedan pequeñas si se examinan desde la matemática; pero se supone que se trata de las posibilidades médicas de combinar esos medicamentos. Ahora bien, los periodistas hemos de saber que los mensajes, para ser eficaces, deben significar una cosa y sólo una. La ambigüedad arruina el deseo de precisión y conduce a la confusión de quien no está en los entresijos de lo que se cuenta".
En todo caso, el Defensor del Lector no se resiste a citar la guía para encontrar errores que este lector profesor de Matemáticas ha elaborado para uso de sus alumnos. Es posible que ayude a los lectores a descubrir posibles inexactitudes. Y a los periodistas a prevenirlas. Ésta es la guía:
1. Comprueba, aunque sea mentalmente, los porcentajes que aparecen en las informaciones que leas. No des por supuesto que están bien halladas. Desconfía cuando son grandes (mayores del 100% son sospechosas).
2. Cuando aparecen porcentajes de distintos supuestos, como suele pasar en las estadísticas, observa si su suma es 100. Cuando haya comparaciones de porcentajes, asegúrate que se refieren al mismo total.
3. Cuando haya sumas (u operaciones en general), comprueba que están bien hechas (por ejemplo, en los números de un partido de baloncesto o en las clasificaciones de cualquier deporte).
4. Si se hacen cambios de unidades de medida, vigila que no se salte algún o algunos ceros. Hazlo con más atención si son unidades de superficie o volumen.
5. Si la información es de algún país extranjero y aparecen cantidades en las que hay billones, rastrea a ver si son los que utilizan en muchos países (billón = mil millones) o los . nuestros (billón =millón de millones).
6. Siempre que haya un gráfico, asegúrate de que la información coincide con la de la parte gráfica. Y además comprueba que las unidades están bien puestas.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector o telefonearle al número 91 / 337 78 36.
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