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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Mayoría de edad de un estilo

A veces, la evolución de un estilo coreográfico se aúna en paralelo a los esplendores de la técnica. Es el desarrollo natural de una Escuela de Ballet (con mayúsculas y en sentido estético, se entiende). De una compañía privada que también ha cometido errores, con la práctica, los años, la voluntad y la fidelidad, está surgiendo un trabajo serio y largo, paciente y verdadero, que tiene de hermoso el que sea algo de todos. Como ejercicio de cultura, Ullate ha sabido tirar de muchos bueyes diferentes y mover montañas. Ahora mueve un cuerpo de baile esplendoroso, joven y vital, que es muchísimo más que una promesa en el horizonte. Digámoslo con alegría: este es un verdadero ballet español que busca y rebusca una identidad, que sabe huir del localismo, que no desprecia las tradiciones y se inspira en esa maraña de raíces diversas que forman el complejísimo árbol del baile español.Esto es lo principal. Las consideraciones particulares de las coreografías son otra cosa diferente y que también merece su análisis, pero hay un hecho incuestionable: cuando salen a escena esa veintena de fieras haciendo un tutti, un canon o lo que sea, llega la piel de gallina, la emoción y el bravo más sincero: es el efecto del trabajo, de a entrega a la danza como un acto mayor que no puede estar basado solamente en el efecto, el lujo o la maquinaria sofisticada.

Ballet de la Comunidad de Madrid

Primer programa: El buey sobre el tejado: Micha van Hoecke /Darius Milhaud; Tras el espejo: V. Ullate/ Rene Aubry; Jaleos: V. Ullate / Luis Delgado. Director artístico: Víctor Ullate. Festival de Otoño. Teatro de Madrid La Vaguada. 6 de diciembre.

Cantera de estrellas

Es así que en estos años la cantea de la compañía, que ahora se arropa con justicia bajo el ala del gobierno regional, ha generado bailarines de calidad, virtuosos e buen oído que no son solamente carne de concurso. Aún muy jóvenes, chicos y chicas demuestran un arrojo fuera de serie. Hay que mencionar que suman a lo artístico técnicas precias y limpias que hacen las delicas del balletómano; es una compañia donde hacer giros múltiples y saltos retadores de la gravedad es el pan de cada día, y donde todo eso se hace con naturalidad para buscar más lejos s la parte mejor de la labor de Ullate- una unión firme y solada entre ese esplendor académico y la sangre, el calor de la tierra. La coreografía de Van Hoecke se basa en el esplendor dadaísta, con gracia y efectos que remiten a varios ballets de los locos años veinte (como Salade, Le ain bleu, Parade, entre otros) resultando dinámico y entretenido, con un Eduardo Lao que se destapa como gran histrión.

Las dos obras de Ullate tienen una misma teoría: su estilo de fusión de lo español con el ballet actual. Tras el espejo remite a armen Amaya, pero con sutiles efectos teatrales de hoy y una estudiada distancia -que no frialad- en las líneas que dibuja con soltura Rut Miró; Jaleos pisa con más garbo y firmeza en s huellas de Arrayan daraxa y explora insertarse en la corriente e la deconstrucción con una explosión de dificultades técnicas que los bailarines se saltan con pujanza y brío, los que exige el coreógrafo.

Ahí están brillando, como siempre, una Tamara Rojo impecable, María Jiménez jugando con los equilibrios, Jesús Pastor seduciendo desde sus extensiones... y aún queda aliento para nuevas sorpresas, como los alevi-

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