Embajadas y empresas vuelven a Argelia
Argelia no está tan mal como la pintan. Eso parecen opinar algunas embajadas y empresas occidentales que han decidido, en los últimos meses, regresar o reactivar su presencia en el país norteafricano, y poner así fin a un exilio voluntario iniciado hace cinco años, cuando se desencadenó la oleada de violencia y los extranjeros fueron amenazados de muerte por los grupos integristas radicales. La presencia española en el país ha aumentado recientemente con las operaciones de la empresa constructora Dragados y con la apertura de un Instituto Cervantes en la capital argelina.Una de las primeros en regresar será Holanda, que ha decidido enviar a esta república magrebí un embajador, el responsable de la administración de la representación y un equipo de seguridad. Tendrán como misión estudiar la reapertura de la sede diplomática en Argel, que fue clausurada por razones de seguridad.
Una decisión similar ha adoptado recientemente la Embajada de Austria. Para este país, lo primero será encontrar una sede idonea, ya que la anterior se encuentra en una zona calificada de "caliente" por los servicios de información austriacos.
Además, las representaciones diplomáticas del Reino Unido, Italia, Suiza y Alemania han decidido también reactivar sus embajadas, algunas de las cuales quedaron reducidas a mínimos durante los últimos años. No hay noticias con respecto a las tres embajadas latinoamericanas -Nicaragua, Uruguay y Colombia- que, siguiendo la actitud de las europeas, optaron también cerrar sus puertas.
La reactivación de las delegaciones extranjeras en Argel ha coincidido con el reforzamiento de los poderes del presidente Liamín Zerual, convertido para muchos observadores en garantía de la estabilidad del régimen, lo que en su opinión supone una "mejora sustancial de la situación de orden público". Pero varios países europeos han recalcado que ese retorno no debe de ser considerado como "un apoyo al régimen, sino que obedece a la necesidad de tener informaciones de primera mano".
Empresas internacionales
Estos retornos han estado precedidos por el regreso a Argelia de numerosas empresas internacionales, especialmente las energéticas, aunque nunca se marcharon del todo. Algunas sólo dejaron personal contratado local o ciudadanos de países árabes.La empresa española Dragados se encuentra ya desde hace más de dos meses trabajando en la provincia de Mila, al este de Argel, a poco más de 50 kilómetros al norte de Constantina, donde ha contraído el compromiso de construir lo que será la presa más importante de Africa y con la que se abastecerá de agua a toda la región.
Dragados se había negado durante los tres últimos años a continuar estas obras alegando razones de seguridad, tras el asesinato de los 11 obreros croatas de una empresa eléctrica, cerca de Argel. Pero ahora, en el campamento que Dragados ha construido para trabajadores extranjeros, viven 11 españoles. El número de extranjeros se incrementará a medida que continúen las obras, que llegarán a su punto más importante dentro de dos años: para entonces tendrá 800 empleados, de los que presumiblemente 300 serán de Europa.
La zona en que trabaja Dragados está permanentemente custodiada por el Ejército, que ha construido cerca un cuartel para facilitar la vigilancia. Seguramente los obreros de la futura fábrica de plásticos de Skikda, levantada por Repsol, gozarán de la misma protección cuando, dentro de unos meses, inicien las obras de la nueva factoría.
En plena operación retorno, la Embajada española procedió hace dos semanas a la reapertura del Centro Cervantes de Argel, que se había clausurado hace dos años. En medios diplomáticos se asegura que los italianos están también a punto de reabrir su centro cultural.
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